El juicio civil en contra del ex presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, y su ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzain, por los hechos luctuosos de octubre continúa su curso. Ayer fue el turno de declarar del otrora alcalde de La Paz, Juan del Granado, que, precisamente, era el burgomaestre durante el 2003.

En su declaración, Del Granado fue enfático en señalar que él buscó abrir los caminos para facilitar el diálogo entre el Gobierno de Goni y los líderes de los protestantes, entre ellos Felipe Quispe. Sin embargo, dijo, que el diálogo siempre se vio entorpecido por Gonzalo Sánchez de Lozada.

Según sus declaraciones, el 13 de septiembre del 2003, - después de varios intentos- el entonces ministro de la Presidencia, José Guillermo Justiniano lo llamó para decir que Gonzalo Sánchez de Lozada habría designado a dos ministros como interlocutores: Mirtha Quevedo y Guido Áñez para iniciar el diálogo.

Del Granado decide ser parte activa y ayuda a facilitar el diálogo entre los ministros y Felipe Quispe, Rufo Calle y los 200 dirigentes aymaras con los que estaban en huelga de hambre (en Radio San Gabriel en El Alto). Durante la reunión, explicó Del Granado, se llegan a algunos acuerdos, entre los que se habla de la instalación de mesas de diálogo para tratar los diversos asuntos planteados por la dirigencia aymara. En ese punto Áñez explica que necesitaría la autorización de Sánchez de Lozada y se retira a consultarlo.

Esa misma noche, Áñez le dijo a Del Granado que Gonzalo Sánchez de Lozada no quiere diálogo. Del Granado señaló que después de esa fecha, el Gobierno de Goni no prestó más atención a sus pedidos de diálogo.

 Su declaración, además, se volvió accidentada, constantemente interrumpida por los abogados de los dos acusados, quienes objetaban toda información que el ex alcalde no hubiera colectado de primera mano.

Del Granado de todos modos pudo referir que la noche del 10 al 11 de octubre fue convocado por el ex ministro de gobierno Yerko Kukoc para discutir lo que estaba ocurriendo en Bolivia. A dicha reunión en el ministerio concurrió en compañía de Luis Revilla y halló a Kukoc acompañado del entonces viceministro José Luis Harb.

Siempre según su declaración jurada, Del Granado aprovechó la ocasión para expresar sus preocupaciones, Kukoc respondió diciendo que él pensaba que debería haber diálogo pero que la situación era complicada al nivel  interno del gobierno.

Según Kukoc, recordó Del Granado, había básicamente dos líneas de pensamiento. Una, de la que él era parte, quería diálogo; la otra estaba por el uso de la fuerza, la intervención militar. Al preguntar quién estaba por la línea de fuerza, Del Granado explicó que Kukoc señaló hacia la sede del Ministerio de Defensa, que entonces era dirigido por Carlos Sánchez Berzaín.

Durante el interrogatorio, los abogados de los acusados trataron de mostrar contradicciones en la declaración de Juan Del Granado y en sus dichos sobre lo ocurrido en 2003.

Con esta intervención han declarado ya la mayoría de los testigos ofrecidos por los demandantes. Por ahora, al menos, no hay más testigos de su parte y se espera que a partir del lunes comience el descargo de la defensa de Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín.