Según la autoridad, Luis Almagro, secretario general de la OEA, fue quien aceleró el proceso de convulsión en Bolivia, entregando prematuramente, en la madrugada del 10 de noviembre, un informe preliminar que señalaba que existían irregularidades en el proceso electoral, documento que, dijo, no era parte del acuerdo que se tenía entre Bolivia y la OEA.