Mathias Forteau se refirió a los argumentos chilenos que sostienen que la obligación de negociar con Bolivia se habría extinguido. Respondió que ésta sigue vigente y que Bolivia nunca ha abandonado su reclamo de obtener un acceso soberano al océano Pacífico.

Forteau señaló que Chile es “perfectamente consciente” de que ha adquirido una obligación de negociar con Bolivia y que por ello ha apuntalado a una “lógica alternativa” que indica que incluso si se hubiera comprometido, esta obligación quedaría extinta. Basa su argumentación en que Bolivia habría renunciado implícitamente a su solitud de negociación, que cada ciclo de negociación tendría un carácter autónomo y una duración de vida independiente y que el fracaso de las negociaciones de Charaña en la década de 1970 habría llevado a la extinción de toda obligación de negociar.

El jurista francés señaló que “Bolivia jamás ha abandonado su reclamo”, y para probarlo enumeró una serie de situaciones en las que el país se pronunció sobre el tema desde 1910. Además, señaló que año tras año pedía la inscripción de la cuestión marítima en la agenda de la Organización de Estados Americanos (OEA). Indicó que si bien por periodos de la historia se mantuvo en silencio, esto no significa una renuncia tácita a su reclamo y que siempre ha vuelto a las solicitudes y ha tratado la situación marítima como un tema pendiente.

Sobre la fragmentación de los periodos de negociación que alega Chile, Forteau señaló que el fracaso de las negociaciones no dejan de lado la obligación de hacerlo. Argumentó, también, que Chile utiliza un “juego de palabras”, como diferenciar entre “antecedentes” y “precedentes”, para desvincular un proceso de otro, cuando todos tratan sobre la misma cuestión. “No cabe duda que cada compromiso o promesa de negociar ha sido suscrito como extensión y en la continuidad de compromisos anteriores”, manifestó.

Explicó que en el derecho internacional el fracaso de un ciclo de negociaciones no conlleva a la extinción del proceso, sino que de acuerdo a la declaración de Manila, se debe “seguir buscando una resolución pacífica.

Señaló que prueba de que el tema seguía vigente era que después de 1978 se siguió abordando el tema, incluso fue incluido en la agenda de 13 puntos entre los estados chileno y boliviano como cuestión marítima. Enfatizó que para Bolivia la “cuestión marítima” siempre significó acceso soberano al mar.