En la ciudad de La Paz se han organizado varias reuniones de activistas sobre la construcción de varias plantas hidroélecrtricas en el país, algunas propiciadas por la Fundación Solón. Durante las sesiones surgieron varios temas que preocupan, como la rentabilidad y factibilidad de las represas; y el impacto ambiental que tendrían las mismas.

El investigador del Centro de documentación e Información de Bolivia (Cedib), Pablo Villegas, criticó la poca información proporcionada sobre el tema “no dicen qué clase de estudio están haciendo, no dicen cómo van a financiar, lo que dicen es que es tan bueno que se va a financiar sólo”. Cuestiona además la rentabilidad y factibilidad de este proyecto alegando que si se quiere vender electricidad a Brasil habría que pasar la energía a través de todo el país, lo cual no está previsto aún. Villegas además, cuestiona que los mercados de energía en Brasil y Perú están protegidos, por lo que si Bolivia quisiera venderles energía tendría que rebajar su precio; citó al caso paraguayo de la represa de Itaipó que está conminada a vender la energía al precio que Brasil le imponga.

La activista ambiental Cecilia Requena dijo que las represas generan el gas metano, que es treinta veces más  potente que el CO2, lo que causaría un gran daño ambiental. Por su parte, Pablo Solón, de la Fundación Solón, asegura que con la misma inversión que se está haciendo para la hidroeléctrica del norte de La Paz, se lograría más energía con menor impacto ambiental si se toma la energía solar, alegando que Bolivia cuenta con territorio “ideal” para tal emprendimiento.

Alex villa resalta que el Madidi “está catalogado entre uno de los sitios más diversos del planeta, uno de los íconos más importantes para preservar nuestra biodiversidad, la riqueza de la flora y fauna; pero a la vez de pueblos milenarios, de pueblos que ancestralmente hemos habitado en la amazonía”; por lo que sería lamentable destruir su forma de vida.