La tarde de este martes, la niña de 11 años que resultó embarazada por la violación de su abuelastro fue dada de alta y llevada por la Iglesia a un centro de acogida. Se descartó que vaya a interrumpir el proceso de gestación.

Víctor Hugo Valda, delegado Episcopal de la Pastoral de la Salud, en la Arquidiócesis de Santa Cruz, y asesor de la familia de la menor, aseguró que ahora comienza una "nueva etapa" en este caso en el que, reiteró, se le dará toda la protección a la menor.

"Se cumplirán las promesas de la Iglesia de sanar a la niña con atención médica, psicológica y sobre todo con mucho amor. Ha vencido la vida, agradecemos a los doctores que han cumplido su juramento hipocrático", señaló Valda en contacto con Unitel.

Por su parte, la representante de Derechos Humanos de Santa Cruz, María Inés Galvis, que estuvo presente durante la valoración médica, afirmó que la niña se siente emocionalmente estable, situación que favorecerá para continuar con el embarazo.

Entrevistada por El Deber, Galvis también informó que ahora la niña, “de voluntad propia”, dijo que quiere a su bebé al igual que su madre. “Eso ya decidió la familia. Es muy valorable, valioso, y tanto la niña como la criatura están muy bien, según la valoración médica”, señaló Galvis.

El hecho ocurrió en Yapacaní, departamento de Santa Cruz. En el hogar de la niña también fueron abusadas por su padre biológico, ahora en la cárcel de Palmasola, sus hermanas de hoy 14 y 15 años.

El caso causó indignación en la sociedad boliviana y diferentes instituciones abrieron el debate sobre la situación de la niña y su embarazo.

La Iglesia Católica reiteró este martes que debe respetarse la vida de la niña y su embarazo de ya 22 semanas; en cambio, desde el Gobierno se reprochó que se busque “obligar” a que la infante dé a luz.