El Grito Rock es un festival colaborativo que inició el 2007 liderado por la red Fora do Eixo en Brasil. Creció y llegó a 300 ciudades de casi 30 países, con producciones en América Latina, Europa y África. En Bolivia lleva su cuarta edición.

"En este sentido el Grito Rock sirve de pretexto para unir artistas, gestores, productores, instituciones y público en general. Instala nuevas lógicas de integración como consecuencia del trabajo articulado en red, fortaleciendo y revalorizando la solidaridad, colaboración, confianza y empatía. Por otra parte, su carácter de festival internacional hace que se constituya como uno de los escenarios más importantes para bandas locales e internacionales, hoy en día en más de 400 ciudades donde se realiza este evento, generando corredores de circulación cultural", explica Susana Obando, miembro del proyecto mARTadero y una de las organizadoras de este evento.

En Bolivia, el evento se realiza gracias a la articulación la red cultural Telartes con Fora do Eixo, Brasil, además de otros espacios y centros culturales de Latinoamérica, lo que permite que bandas nacionales muestren su talento. Este año se desarrolla en Cochabamba e integrará siete ciudades: Cochabamba, La Paz, Tarija, Pando, Potosí, Sucre y Santa Cruz.

"El festival impulsa la formación y el intercambio de experiencias de productores locales, nacionales e internacionales con la finalidad de expandir sus propuestas y acciones musicales, abriendo nuevas posibilidades de generar mejores condiciones, mayor intercambio y colaboración en el país y el mundo. En la realización del concierto, momento clave del festival, se fomenta una estructura que valore la diversidad de estilos musicales y paralelamente a los conciertos se organizan actividades como ferias y demostraciones de expresiones urbanas. Ayer comenzamos con música Punk Blues".

En esta versión, que se desarrollará hasta el 25 de marzo, el festival promueve la consigna de #EspaciosEnMovimiento, con la intención de fomentar conciencia sobre la importancia de generar políticas públicas para proteger y mantener los espacios culturales.