El e-diésel: una oportunidad para el uso de la sobre oferta de electricidad en Bolivia y una alternativa ecológica a los agrocombustibles.
Los combustibles sintéticos como el e-diésel, que utilizan como insumos CO2 y electricidad, ambos recursos abundantes en el país, se abren paso en la nueva era de las energías no contaminantes y Bolivia puede ser parte de esta revolución tecnológica.
Desde el año 2003, los países de la Unión Europea (UE) optaron por el uso de biocombustibles, más propiamente llamados agrocombustibles, como el aceite de palma y el de soja; con el objetivo de frenar la contaminación y avanzar hacia las fuentes de energías verdes; sin embargo, después de casi una década grupos ecologistas han demostrado que toda la cadena de producción, recolección y refinado de los agrocombustibles, genera tres veces más contaminación que los combustibles fósiles, situación que ha determinado que la UE opte por la importación de aceite de palma en lugar de obtenerlo con producción interna. Al respecto, Indonesia que es la mayor productora de aceite de palma ya ha perdido una cuarta parte de sus bosque tropicales, pasando a estar dentro del ranking de los diez países que emiten más CO2 del planeta.
La producción de los agrocombustibles requiere de vastas extensiones de tierra y agua, los datos muestran que por una hectárea de caña o de remolacha azucarera se pueden obtener alrededor de 6.000 litros de etanol y entre 900 y 500 litros de biodiesel; asimismo, se necesitan 2.500 litros de agua para producir un litro de biocombustible. Estos requerimientos implican la deforestación de bosques y pastizales o el desplazamiento de tierras ya cultivadas para la producción de maíz, soja, girasol y palmeras como materia prima para los agrocombustibles.
Adicionalmente, la FAO ha señalado que, en función de los métodos empleados para producir la materia prima y elaborar el agrocombustible, algunos cultivos pueden generar más gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles, por ejemplo el carbono almacenado en los bosques o en los pastizales se libera del suelo durante la conversión de la tierra para la producción de cultivos, situación que se complica con la deforestación asociada a quemas y desmontes no autorizados. Es por estas razones que la producción de agrocombustibles debe partir de un análisis costo-beneficio que considere las experiencias y aprendizajes de los países que optaron por esta opción hace más de una década y que actualmente están aplicando medidas para reducir su consumo.
En el afán de avizorar nuevas opciones de energía menos contaminante, es necesario indagar sobre los combustibles sintéticos entre los cuales se encuentra el e-diesel producido mediante la obtención del CO2 de la atmósfera, que en combinación con el hidrógeno del agua permite crear un combustible ecológico. En el año 2015, empresas de Alemania (Sunfire) y Canadá (Carbon Engineering) iniciaron el desarrollo de ésta tecnología, que no incrementa las emisiones de CO2, principal responsable del efecto invernadero y más bien ayuda a reducirlo, debido a que mediante filtros se obtiene directamente el CO2 del aire, en una proporción mayor de la que posteriormente se genera en la combustión. Sin embargo, el proceso de producción del e-diésel consume una gran cantidad de electricidad, barrera que ha sido neutralizada con el uso de energías renovables a fin de disminuir los costos.
En el caso de Bolivia la implementación de energías renovables no es sostenible económicamente debido al subsidio en el precio del gas natural, sin embargo, la políticas aplicadas en el sector energético han dado lugar a que actualmente haya una sobre oferta de electricidad de más o menos 1.108 MW que bien podría ser utilizada en la producción de e-diésel, como una opción al déficit de combustibles en el mercado interno.