El párroco de Tarija, Milton Murillo, fue enviado a la cárcel con detención preventiva, por la denuncia de abuso sexual de una exseminarista. Es el primer religioso enviado a prisión, tras una serie de denuncias de pederastia en contra, principalmente, de jesuitas.

La fiscal departamental de Tarija, Sandra Gutiérrez, informó de la decisión tomada en la audiencia de medidas cautelares en contra del párroco aprehendido el miércoles en inmediaciones de la iglesia San Roque.

Murillo fue denunciado por el delito de abuso sexual agravado en contra de una exseminarista. El hecho ocurrió en 2014 y, pese a la denuncia a los superiores del párroco, el caso se mantuvo en reserva. Deberá permanecer tres meses en la cárcel.

Extraoficialmente se conoce que hay más de 30 víctimas del ahora detenido, según medios estatales. Se constituye en el primer encarcelado en medio de un escándalo de abusos sexuales de religiosos como de la Compañía de Jesús.

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, informó el miércoles de la  aprehensión del religioso y advirtió que no habrá impunidad en delitos de violencia sexual.

“Se informa al pueblo boliviano de la aprehensión del párroco Milton Murillo, padre de la Iglesia San Roque de Tarija, por el delito de abuso sexual agravado. No habrá impunidad de ningún tipo, y menos aún en casos de esta naturaleza”, advirtió en un tuit.

El periódico español El País reveló el diario del extinto jesuita Alfonso Pedrajas, quien testimonió en el documento que abusó de al menos 85 menores y adolescentes, la mayoría en el Colegio Juan XXIII de Cochabamba.

A partir de este hecho se revelaron una serie de denuncias contra  religiosos como Luis Tó, quien fue enviado a Bolivia tras ser condenado por pederastia en España, y Antonio Gausste Capdevila, alias Tuco.

La Fiscalía investiga ocho denuncias contra jesuitas en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En ese proceso, allanaron y precintaron las oficinas de La Compañía de Jesús, como parte de las investigaciones.

En Tarija también se investiga al sacerdote Garvin Grech, por –según la denuncia- haber encubierto a Murillo.