Los familiares del sargento Johnny Apaza Aspi, que recibió tres disparos de arma de fuego al intentar apresar a un ladrón en inmediaciones de la plaza Murillo, piden justicia y piensan asistir a la audiencia de medidas cautelares del acusado. Apaza se encuentra en terapia intensiva y aún le realizan estudios para determinar si necesita una segunda intervención quirúrgica.

“Lo que pedimos es justicia”, señaló su padre, Bonifacio Apaza. El acusado, Javier N., enfrentará una aduiencia de medidas cautelares el día martes en el juzgado cuarto, no se conoce más sobre la identidad del acusado, que fue apresado después del tiroteo. “Posiblemente mañana vamos a asistir a la audiencia”, anuncia su padre.

Toda la mañana, se realizaron estudios y el sgto. Apaza todavía está en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital Obrero. “Estamos demolidos”, manifiesta su padre, y añade que al saber de los tres balazos, “lo hemos dado por muerto… gracias a Dios ha sobrevivido”. Apaza tiene 31 años, su hermano, sus padres y familiares cercanos están a la espera fuera de la UTI.

Apaza ya pasó por una intervención quirúrgica por una peritonitis provocada por los disparos y se evalúa si tendrán que intervenirlo nuevamente. “Los médicos están detrás de eso porque como ha tenido un destrozo total del estómago, está (con) derramamiento de sangre, ellos todavía están tratando de parar la sangre”, informa su padre. Sostiene también, que han recibido apoyo de la Policía. incluso el Viceministro de Seguridad Ciudadana, Carlos Aparicio, fue visitar al sargento hoy. “Sangre nos han donado todos los policías; la Policía esta ayudando bastante, no nos están dejando, seguridad más tiene” manifestó.

El día de ayer, el médico Romero Camacho informó a la radio Patria Nueva que Apaza se centra con ventilación mecánica asistida, sedado y con analgésicos. Habría recibido un tiro en la clavícula y  otros en el abdomen, que habrían ocasionado daños en el aparato digestivo y otras regiones del estómago.

El sargento fue herido el sábado por la noche cuando socorrió a una librecambista que era asaltada cerca del Banco Central de Bolivia.  Persiguió al delincuente y esta acción terminó en un tiroteo en la calle Comercio; el delincuente estaba armado, y el policía no ya que estaba en un momento de descanso antes de incorporarse a sus funciones.