Redacción Oxígeno
23/06/2014 - 11:35

La drogadicción asfixia a los niños en situación de calle en Santa Cruz

Un informe de la Gobernación indica que el 60% en esta situación tiene hasta 12 años y la mayoría consume estupefacientes en 18 zonas de esta capital. Hay 21 centros de régimen abierto.

Un niño en situación de calle (Foto: El Deber)

Santa Cruz, 23 de junio (El Deber).- Tiene 11 años, pero su aspecto lo hace ver como un niño de menor edad. Es delgado, de piel morena, cabellos cortos color negro, bajito y con las manos curtidas de tanto hacer piruetas en el asfalto. Dice llamarse Juan y, como todos los menores que están en situación de calle en la capital cruceña, se muestra desconfiado cuando se intenta entablar una conversación.   

El menor teme ser sacado por la fuerza del cruce del segundo anillo y la av. Mutualista, lugar al que acude al caer la tarde de casi todas las jornadas para intentar ganar algunos pesos jugando a ser malabarista, con la ayuda de su amigo Diego, de 9 años. Luego de convencerlo e iniciar una conversación, Juan habla de lo que hace como si se tratara de un trabajo a tiempo completo.

“Tengo que ganar dinero, porque mis padres se fueron a Chile y me dejaron con mis tíos. Pero ellos no se preocupan por lo que hago y siempre me están pegando, por eso prefiero estar en las calles, haciendo paradas de manos”, relató el pequeño, que es uno de los cerca de 500 niños y adolescentes (de hasta 18 años) que la Gobernación, a través del Programa de atención a niños y adolescentes en situación de calle, identificó en la capital y que están disgregados en 18 zonas de la ciudad.

De ese total de menores en situación de calle, el 60% tiene hasta 12 años y de este grupo, un 70% consume algún tipo de droga: clefa, marihuana, sicotrópicos y cocaína, esta última en muy pequeña escala.

Una dura realidad

El pequeño Juan comentó que, pese a que un par de veces le ofrecieron oler clefa y fumar marihuana, nunca aceptó. Sin embargo, los informes de la Gobernación, que trabaja con este programa desde 2009, muestran que hoy al menos siete de cada 10 de estos pequeños consumen algún tipo de los estupefacientes citados. “Lamentablemente esa es una realidad que se ve a diario, donde el dinero que consigue el niño lo utiliza para comprar su clefa, su ‘cheiro’, su droga. Ellos soportan así el frío o el calor”, afirmó Veneranda Ragone, responsable del programa de la Gobernación.

La presidenta de la organización Defensa de los derechos de los niños en situación de calle y miembro de la red nacional que trata esta temática, Jimena Rojas, respaldó los datos de la Gobernación y precisó que la clefa es la droga que más consume este grupo de niños.

Cleotilde Morales, directora del centro de rehabilitación Callecruz, reconoció esa realidad y a la clefa le sumó la marihuana, como dos de las drogas más frecuentes por su fácil acceso y por ser más económicas.

Aunque no lanzó cifras, consideró que la tendencia es creciente y que un niño con un año o más de consumo de drogas es muy difícil que logre rehabilitarse porque crea un hábito y construye un entorno que lo protege y lo arraiga a las calles. Morales lamentó que la carencia de afecto paternal, la violencia intrafamiliar y la falta de recursos económicos sean las principales causas de que muchos niños acaben en las calles.

Para el Defensor del Pueblo en Santa Cruz, Hernán Cabrera, la solución no pasa solo por ejecutar operativos de limpieza, a los que considera un maquillaje para la ciudad, sino por invertir en centros de rehabilitación.

Una mirada nacional

Jimena Rojas dio a conocer que un estudio realizado en 2013 y que será presentado en agosto, indica que en la capital cruceña la cantidad de menores en situación de calle ha disminuido, debido a que muchos pequeños hallaron refugios donde pasan las noches lejos de sus casas, de donde salieron por ser víctimas de abusos físicos o sicológicos.

Según Rojas, en La Paz y en la ciudad de El Alto hay varios  menores que están siendo reclutados por vendedores de droga, para convertirlos en microtraficadores de droga

La realidad de ellos es radicalmente distinta

Isabella Prado - Sicóloga Social

Cuando una persona vive en la calle, desarrolla una manera diferente de ver el mundo, de organizarse con sus pares, de entender las lealtades dentro del grupo en el que se desenvuelve e incluso las relaciones de poder que se pueden generar en el mismo.

La realidad de estos menores que están en situación de calle es radicalmente distinta a la de los demás y esto hace que cuando les proponen llevarnos a un hogar o a un centro de acogida, su primera reacción es de rechazo, ya que esto está fuera de su lógica cotidiana.

El rescate de estos menores debe ser un proceso que se desarrolle paso a paso, ampliando la relación del personal que los asiste, para mejorar su aceptación. Los operativos, en los que son retirados de las calles por la fuerza, son vistos por ellos como una agresión.

Para encarar este problema deben existir políticas sostenidas, que lamentablemente ahora no existen. Aún se ve la disgregación y la violencia familiar, las principales causas de los niños en situación de calle, como un problema privado, siendo que las consecuencias son públicas.

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