Redacción Oxígeno
25/11/2015 - 21:20

Una mujer siria cuenta cómo ellas se casan soldados del EI por miedo

Poco se sabe sobre la vida cotidiana que llevan las mujeres en la ciudad siria de Raqqa, la capital donde se encuentra el principal bastión del Estado Islámico. Tres mujeres decidieron unirse al EI e incluso casarse con sus combatientes. Ahora, han logrado huir a Turquía con la ayuda de algunos combatientes y han contado sus historias a Azadeh Moaveni, un periodista del New York Times.

Madrid, 25 de noviembre (La Información).- Poco se sabe sobre la vida cotidiana que llevan las mujeres en la ciudad siria de Raqqa, la capital donde se encuentra el principal bastión del Estado Islámico. Tres mujeres decidieron unirse al EI e incluso casarse con sus combatientes. Ahora, han logrado huir a Turquía con la ayuda de algunos combatientes y han contado sus historias a Azadeh Moaveni, un periodista del New York Times.

El antes y el después de una generación

La joven entrevistada quiere preservar su intimidad y no revelar su nombre. Cuenta cómo ha cambiado Siria en estos años y su sociedad. Antes, los jóvenes aspiraban a estudiar, a ir al mercado, a asistir a fiestas en las piscinas, a juntarse hombres y mujeres sin problema.

Una mujer podía salir y casarse con quien quisiera. Era una población avanzada y motivada por convertise en algo, por ser algo. Ahora, sin embargo, no hay ese impulso de cambio. Todo se ha perdido, cuenta la mujer en la entrevista.

"De repente llegó la guerra y tuvimos que asimirlar el cambio de realidad. Y lo hicimos muy rápido. Los soldados del Estado Islámico nos dieron 2 opciones: o dejar nuetras casas y no saber bien a dónde huir o quedarnos con ellos. Y eso fue lo que elegimos. Raqqa es una ciudad tomada por el terror y tuvimos que adaptarnos. Muchas decidimos casarnos por miedo".

La periodista, en un momento de la entrevista, le pregunta a la joven si colaboraron en la lucha a favor del EI. "Sí, claro que lo hicimos. Conspirábamos y colaborábamos. Todo para no morir".

Casarse con un soldado del EI

Sigue la entrevista y la joven cuenta cómo una de sus compañeras fue casada con un saudí, que aparentemente era un alto cargo que decidió inmolarse en un acto suicida contra tropas enemigas.

En seguida fue obligada a casarse de nuevo y esto fue lo que le hizo abrir los ojos y querer salir de este círculo en el que se había metido. "No le dejaron llorar la muerte de su marido. Le decían que tenía que volver a casarse, que su esposo había sido un mártir y debía estar feliz por ello".

Cada una de las tres mujeres tuvo un momento de ruptura con su vida dentro del EI. La protagonista de la entrevista, por ejemplo, lo vivió cuando se casó por segunda vez y su marido le abandonó. Fue obligada entonces a pasar de nuevo por otro matrimonio pero se negó. "Demasiado dolor", dice.

"Viven en un mundo de brutalidad. Se justifican diciendo que hacen lo que hacen por nosotros, por nuestros vecinos, por el ejército". "Usan la palabra jungla. Ellos se ven haciendo cosas horribles, pero ven a los demás haciendo lo mismo". "Nos casamos con ellos, repito, por supervivencia". 

Cicatrices de por vida

"Mi compañera Asmah no creo que vuelva a ser la misma persona de antes porque le persigue la culpa de lo que ha hecho y es consciente de que el mundo juzga.

"La segunda compañera creo que estará bien. Su personalidad es muy temperamental, se recuperará". Mientras, la protagonista de la entrevista confiesa haberse quedado con un sabor agridulce con su historia.

"Me llevo un sentimiento amargo porque las mujeres en Raqqa han ido retrocediendo todo lo que habían avanzado década tras década por la guerra. Así que no hay casi ninguna posibilidad de volver a ser lo que éramos". "Las jóvenes que siguen allí nunca elegirán su propio destino".

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