Santa Cruz, 24 de agosto (Oxígeno).- El coronel Germán Cardona, miembro de la 8va División del Ejército, afirmó este lunes que el 8 de julio fue obligado a retractarse de sus acusaciones contra autoridades de Gobierno sobre el caso terrorismo, por orden del mismo presidente Evo Morales.

Dijo que la misiva que fue leída en una conferencia de prensa fue redactada por terceras personas y que desde mandos superiores le obligaron a leerla con la amenaza de darle 30 años de cárcel.

 “La retractación ha sido forzada ha sido un chantaje, el 8 de julio me llegó una amenaza desde los mandos superiores indicándome que la orden del presidente Evo Morales era retractarme y que si no me retractaba era procesado por alta traición, sedición e infidencia y que venía acompañada por 30 años de cárcel y 15 para mis hermanos por complicidad”, explicó.  

Cardona afirmó que la misiva llegó por correo electrónico a nombre “de un tal” José Luis Ponce y reiteró que ya estaba escrita y redactada.

El militar, que en la actualidad se declaró en huelga de hambre en las puertas del rectorado de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) exigiendo su restitución cómo docente en dos materias de ingeniería, llamó la atención de los medios locales al volver a referirse sobre el tema de una supuesta implantación de armas en el stand de Cotas de la Fexpocruz, en marzo de 2008, para involucrar a líderes regionales en una banda terrorista instalada para desestabilizar al país.

Cardona huyó a España, a principios de este año, tras declarar que las armas encontradas en el stand de Cotas fueron sacadas de los depósitos de la Octava División de Ejército para “regarlas” y relacionarlas con el grupo separatista que habría sido encabezado por el ciudadano húngaro-boliviano Eduardo Rosza.

Al ser consultado del porqué habría leído una carta que él no redactó, afirmó que era para no involucrar a sus hermanos y que puso en balanza su “dignidad militar contra los 30 años de cárcel y el destino de ellos”, recalcó.

Cardona dijo que se encontraba bajo presión y amenaza y con su salud quebrantada y que no le quedaba otra “que responder a los caprichos para vivir en paz y tranquilo”, aseguró.

Rosza fue abatido por un grupo de seguridad de élite UTARC de la Policía en el interior del hotel Las Américas junto a otros dos supuestos miembros de la célula terrorista.

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