DDHH
César Sánchez
09/08/2022 - 18:21

Abrão destaca que encontró una Bolivia “distinta” y que su lucha por recuperar la democracia se vuelve un nuevo “paradigma”

El exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fue condecorado por el Ministerio de Justicia.

El exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrão, en una exposición realizada en el Banco Central de Bolivia (BCB), destacó que hoy se encontró con una Bolivia “muy distinta” a la que fue visitada por una delegación de la CIDH para indagar la violación de Derechos Humanos ocurridos el 2019  y destacó la lucha social de la población para consolidar la “recuperación de la democracia” en el país.

“Hoy hemos visto un país muy distinto de aquel que encontramos cuando llegamos con la delegación la comisión interamericana, en un momento muy duro para todos, para la comunidad internacional también de profundo dolor.  La región venía de un momento de profunda desestabilización (…), pero al llegar a Bolivia nosotros verificamos una situación muy particular, de una generalizada y masiva violación a los derechos humanos vinculada a un grave ataque a la institucionalidad democrática del país”, señaló Abrão.

El informe del GIEI de la CIDH confirmó, entre otras cosas, que el 2019 hubo masacres ocurridas en Sacaba y Senkata durante el Gobierno de la expresidenta Jeanine Añez.

En ese sentido, Abrão afirmó que es “inaceptable” que hoy en día aún haya quienes buscan negar las graves violaciones de derechos humanos ocurridos en el país el 2019 y aseguró que es una preocupación internacional el que no se repita lo sucedido ese año, cuando el entonces presidente Evo Morales se vio forzado a renunciar entre protestas cívicas, denuncias de fraude y tras perder el apoyo de la policía y las Fuerzas Armadas.

“Las ciudadanas y ciudadanos tienen que defender la democracia para evitar la repetición, quien observa hoy a Bolivia desde afuera, se preocupa para que no pase lo que ha pasado en 2019, pero asimismo hemos identificado en la sociedad una conciencia crítica respecto a este pasado. No podemos tergiversarlas, no podemos relativizar estos hechos, así como es inaceptable que todavía hoy se pueda intentar expresar negacionismo sobre las graves violaciones a los derechos humanos que han pasado en este país en 2019”, señaló.

Recordó que cuando la delegación de la CIDH indagaba los hechos ocurridos en el país, las autoridades del Estado – del Gobierno de Añez- buscaban desmentir que haya habido masacres durante su corta gestión y fue, precisamente, la comunidad internacional y las organizaciones sociales locales las que lograron combatir esa “negación”.

“Como inmediatamente ocurrió en aquel momento, cuando las autoridades del país, decían que `no eran verdad las masacres, que no había represión, que efectivamente todo estaba muy bien`, y la presencia de la comisión interamericana, de la comunidad internacional, la organización de los actores sociales, enfrentó ese estado de negación y desinformación para poder defender un mínimo de espacio que les permitiera incluso recuperar la democracia de manera pacífica y ejemplar”, destacó.

En ese sentido, Abrão señaló que en la mayoría de los países la lucha por la recuperación de la democracia está marcada por “violencia social extremada y conflictos armados entre sectores sociales”; sin embargo, destacó que en Bolivia se presentó un nuevo “paradigma” marcado por la lucha pacifista de las organizaciones sociales para recuperar la democracia plena.

“Yo creo que Bolivia está representando un nuevo paradigma de respuesta ante el autoritarismo y de una forma de organización social para recuperar su democracia que creo que va a ser objeto de muchos estudios comparados en el futuro y con una perspectiva histórica incluso, sobre cómo fue posible que la sociedad boliviana por sus propias manos, de manera ejemplar, de manera pacífica, recuperó su democracia plena y ha logrado un nuevo momento que les permite generar espacios de reconciliación nacional”, aseveró.

Afirmó que el surgimiento de ese “paradigma” fue posible solo “porque la respuesta inmediata a lo que sucedió en 2019 se centralizó en el reconocimiento del derecho a la memoria, verdad, reparación y justicia para las víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos”.

“La fuerza moral de nuestra capacidad y predisposición para defender nuestras democracias proviene del dolor de las víctimas, aquellas personas que sufrieron en su piel las consecuencias más mediatas de una desestabilización institucional de sectores que no tienen compromiso con la agenda de derechos humanos, ni con la agenda de la democracia, y eso no tiene que ver con la concepción política del partido A o del partido B, tiene que ver con principios de derechos humanos”, acotó.

La estrategia de la desestabilización

Al hablar de lo ocurrido en Bolivia, el exsecretario de la CIDH afirmó que “muchos países” han estado viviendo una situación en la cual se ha generado una cierta metodología de desestabilización y de enflaquecimiento a las instituciones democráticas en el mundo.

“Un proyecto de esa naturaleza que enflaquece la institucionalidad democrática, es un proyecto que abre espacio para el autoritarismo, abre espacio para proyectos políticos que no tienen corresponsabilidad con las demandas sociales, ni se vincula directamente con los principales desafíos estructurales y coyunturales, especialmente en nuestra región que tiene déficits históricos en materia de discriminación, materia de superación de la desigualdad y en materia de reconocimiento de derechos iguales para toda la gente”, señaló.

Abrao, en ese sentido, afirmó son tres las estrategias que componen la forma para la destesbailización de gobiernos de la región.

La primea de ellas, dijo, es generar todo un proceso de desconfianza en los sistemas electorales y de votación, “para generar en las personas una posición de desconfianza cívica en sus instituciones, con discursos proclamados previamente, de desconfianza sobre los resultados electorales, sobre la fortaleza de los sistemas de votación, sobre el funcionamiento del sistema de justicia e ir instalando en la sociedad una inquietud para generar espacios por donde los discursos autoritarios van a traspasar”

El segundo método, según el experto, es diseminar la desinformación y generar las llamadas fake news,” que van a ser orientadas a partir de canales muy poco confiables en redes sociales o dando la vuelta en los espacios tradicionales de comunicación, generando en la sociedad la circulación de mentiras públicas, que muchas veces al vincularlas a los sistemas electorales, cuando una mentira se instala, tiene la capacidad de generar daño a las instituciones y un horizonte muy largo”.

Finalmente, el tercer paso de desestabilización de las democracias en la región, dijo, tiene que ver con la activación de grupos extremistas radicales muchas veces armados, con disposición incluso de atacar la institucionalidad pública, edificios públicos, locales públicos.

“Esa experiencia Bolivia la vivió y en Brasil estamos enfrentando, y podríamos hablar de distintas experiencias, pero me limito a hablar de estas tres realidades que tienen que ver con nuestra región, con las Américas, donde parece haber una conexión muy fuerte entre el pasado y el presente”, dijo.

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