Bolivia pagó cara una tonta expulsión y cayó ante Paraguay en su debut en la Copa América.
La Verde no contó con su máxima figura, Marcelo Martins, afectado por el coronavirus; ni con Carlos Lampe en el arco, estuvo en la banca por decisión técnica. La Verde empezó ganando pero terminó perdiendo ante un irregular equipo paraguayo (1-3).

La muralla boliviana resistió 62 minutos. A pesar de empezar ganando, Bolivia terminó cayendo ante Paraguay (1-3) en su debut en la Copa América. La Verde no contó con su máxima figura, Marcelo Martins, afectado por el coronavirus, ni con Carlos Lampe en el arco, estuvo en la banca por decisión técnica.
Fue un inicio de partido auspicioso para la Verde. A los 10 minutos, en su primera jugada de ataque, logró ponerse en ventaja y fue gracias a un penal cobrado por el VAR.
Enrique Flores desbordó por el lateral izquierdo, tiró un centro pasado que fue rematado por Diego Bejarano y el balón terminó rebotando en la mano de un defensa paraguayo. A instancias del VAR, el árbitro cobró el penal que fue cambiado por gol por Erwin Saavedra.
El gol, sin embargo, terminó generando un mal para los de Farías, que decidieron retroceder para buscar aguantar el 0 en su arco.
De hecho, la Verde no volvió a rematar al arco rival en todo el primer tiempo, y retrocedió sus líneas casi a la altura del área chica.
Incluso , la suerte jugaba a su favor. Un penal a favor de Paraguay finalmente fue anulado por el VAR por una posición adelantada previa y un delantero guaraní falló un gol, incluso, a arco vacío.
Empero, la suerte boliviana empezó a terminar en el último minuto de adición de la etapa inicial. El debutante Jaume Cuellar hizo una falta innecesaria en ataque y se fue expulsado por doble amarilla.
Con un hombre menos, Bolivia encaró el segundo tiempo con una misión: aguantar el gol de ventaja que consiguió, pero la muralla le duró solo 17 minutos.
Alejandro Romero (62’)- con un potente remate de fuera del área- y Ángel Romero, aprovechando un rebote, dieron vuelta el encuentro y, prácticamente, pusieron fin al partido.
Y es que Bolivia nunca tuvo poder de reacción – solo tuvo un remate al arco en el segundo tiempo-y el hombre menos le terminó pasando factura físicamente.
Por eso, el tercer gol paraguayo no sorprendió a nadie. Ángel Romero anotó su doblete a los 80, aprovechando un error en la salida del fondo boliviano.
No hubo mucho más para rescatar. Bolivia extrañó demasiado a sus principales figuras y no fue rival ante una Selección que tampoco demostró gran fútbol.