El aeropuerto Alcantarí fue inaugurado en mayo de 2016 con el anuncio de que se convertiría en un aeropuerto internacional el 2017, cuando se termine de equipar las instalaciones. AASANA recordó esta información y criticó el informe de la Sociedad de Ingenieros que cuestionó que se hubiera cambiado el diseño original. Los trabajos de refacción de la nueva terminal fueron suspendidos después de que ocurrieran 2 accidentes, uno fatal. 

La Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) filial Chuquisaca presentó un informe en el que cuestionó la falta de equipamiento y que se cambiara el primer diseño que realizó la empresa Prointec-Contegral por el de la empresa CONVISA, que redujo el costo de 94 millones de dólares a $us 57 millones.

Alcantarí recién podrá pedir una certificación como aeropuerto internacional, cuando compre e instale cintas transportadoras de maletas, ascensores, mangas de abordaje, carros bomberos y una ambulancia, una instalación para cargar combustible y el equipamiento para oficinas de Aduana y Migración.

El director general de la AASANA, Tito Gandarillas, lamentó que los representantes de la SIB criticarán el proyecto sin conocer la información oficial; y aseguró que los recursos económicos para completar la obra están garantizados por el Gobierno Nacional que comprometió $us 5 millones del crédito FONPLATA y la contraparte de la Gobernación que falta, de Bs 11.860.000.

Sin embargo, el gobernador Esteban Urquizu, quien participó en la inauguración junto al presidente Morales, aseguró en conferencia de prensa, que el Gobierno central es el responsable del aeropuerto, y que la Gobernación cumplió con su contraparte.  

“Aclararles, como Gobierno Departamental, en el tema de Alcantarí, no tenemos que ver nada, no soy ‘Pilato para lavarme la mano’, primero nuestra contraparte para el aeropuerto era la compra de terrenos y la construcción de la doble vía”, afirmó.

PROBLEMAS

Los problemas surgieron en septiembre, cuando una torrencial lluvia mostró que el techo del aeropuerto tenía varias goteras y chorreras. Entonces la empresa constructora, Convisa, comenzó a realizar arreglos; sin tomar las medidas de seguridad necesarias, pues un albañil y un ingeniero cayeron desde el entretecho, el primero sufrió graves fracturas de las que se recupera y el segundo murió.

El ministerio de Trabajo paralizó las obras para verificar la implementación de los sistemas de seguridad requeridos por ley.