Caracas, 05 de diciembre (La Tercera).- El supermercado Excelsior Gama, ubicado junto a la estación Miranda del Metro, en la zona este de Caracas, lucía inusualmente repleto a primera hora de la mañana. “Es que llegaron pastas y arroz”, explica Kimberly, empleada del recinto. A la salida del local, Luisa aún acomoda un par de bolsas con pastas Primor (a 210 bolívares la unidad) y arroz Doña Alicia (a 115 bolívares la bolsa). “Me gasté 900 bolos en esta pelea”, dice a La Tercera. “En este país no hay vida”, lanza antes despedirse y tomar el Metro rumbo a Guatire.

Día a día, miles de venezolanos viven la misma odisea de Luisa en busca de alimentos. En marzo de 2014 el Banco Central de Venezuela publicó por última vez el índice de escasez. En esa oportunidad alcanzaba al 29,4%. Desde entonces una de las pocas referencias sobre el desabastecimiento la constituye el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas), que lleva un registro del fenómeno.

Los reportes del Cendas, según publicó ayer el diario caraqueño El Nacional, indican que en enero pasado de los 58 productos que integran la canasta alimentaria 17 (29,3%) no se encontraban con frecuencia, y en octubre los rubros desaparecidos subieron a 22 (37,9%). Entre los productos que más escasean figuran la leche en polvo, las sardinas y el atún enlatado, así como el pollo, la carne de res, la margarina, el azúcar y el aceite de maíz. Según el Cendas, si se toma en consideración los artículos de higiene y los remedios, entonces los productos escasos llegan a 51.

Bien lo sabe Alex Reyes, de la farmacia La Providencia, ubicada frente al Parque Carabobo, en el centro de Caracas. El químico farmacéutico explica a La Tercera que el desabastecimiento de hipertensivos, productos para la diabetes y el colesterol llega al 85%. “Lo que se consigue más es a nivel de antigripales, jarabes para la tos y algunas formulaciones naturales”, cuenta. “La gente está tan desesperada que busca medicamentos en otros países, como Colombia, Estados Unidos, Chile y Argentina”, comenta Reyes, quien agrega que en algunos pacientes con cáncer incluso se está recurriendo a Prednisona veterinaria, “que se usa en caballos adoloridos”.

Un tema aparte lo constituye la falta de pastillas anticonceptivas y preservativos. En el caso de las primeras, Reyes sostiene que el desabastecimiento alcanza al 95%. “Hace cuatro o cinco meses que no llegan”, señala. En el caso de los preservativos, dice que en su local sólo dispone de “marcas poco reconocibles”.

Una situación similar es la de Savia Farmacia, en el sector caraqueño de Chacaíto. David, funcionario del local, afirma que tampoco tiene stock de pastillas anticonceptivas y que los preservativos sólo le llegaron hace una semana, “pero van mandando de a poco”. “Y de medicamentos ni me pregunte. No hay mucho. No venden el lote grande como antes. Todo lo mandan de a cuatro tabletas”, se queja.

 “Esta incertidumbre acerca de la alimentación, de las medicinas, de los repuestos para vehículos y todo lo que va unido con eso, ha destruido la normalidad de la vida. Y eso afecta la conducta política de la gente. Por ello creo que esa será la variable clave que derrotará al gobierno, si las elecciones (legislativas de mañana) se dan en condiciones de ‘normalidad’”, dice Luis Salamanca, politólogo y autor del libro “¿Por qué vota la gente?”.

Capital más violenta

Otro de los problemas que asfixian a la ciudadanía en la Venezuela de Maduro es la inseguridad. Algo que se vive a diario en Caracas. El lunes, por ejemplo, pasajeros del Metro fueron atracados por varios hombres armados entre las estaciones Chacao y Chacaíto, cerca de las 16.00. “Tipos con pistola robaron el tren en donde venía... De Chacaíto a Chacao… Hasta cuando esta mierda”, comentó indignada por Twitter la usuaria Glenda Vásquez. Ese mismo día, pero durante la mañana, un hombre de 36 años que se desempañaba como mensajero fue asesinado de un tiro en la cabeza en el sector de La Castellana,  en el municipio Chacao. Presuntamente sus homicidas lo mataron para robarle la moto.

Omar Villegas, quien se desempeña como informático, pasó por el lugar pocos minutos después del asesinato. “Vi el cuerpo aún tendido en la calle tapado con una lona”, dijo a La Tercera. Villegas ha vivido la violencia en carne propia. Relata que hace un tiempo delincuentes le pusieron la pistola en la cabeza para robarle su celular. “Pero parece que no les gustó, porque lo azotaron contra el suelo y se fueron”, relata casi entre risas. Sin embargo, está cansado de la situación y evalúa marcharse de Venezuela. “Tengo un chamo de tres año y no quiero que crezca en este ambiente”, señala. Se trata de una alternativa que el 49% de los 30 millones de venezolanos considera, según un reciente sondeo de Datincorp.

Para Roberto Briceño, director del Observatorio Venezolano de la Violencia, el fenómeno “ha empeorado, pues se ha generalizado en todo el territorio del país, inclusive en las ciudades pequeñas”. Según explica a este diario “es posible afirmar de manera conservadora que terminaremos el año con más de 26.000 homicidios en Venezuela, y con más de 6.000 en la capital”, donde, asegura, “se asesinan 2,7 policías cada semana”. Por ello no duda en señalar que “Caracas se consolida como la capital más violenta del mundo”.

A juicio del analista político Manuel Malaver, el desabastecimiento y la inseguridad “sin duda” podrían explicar una eventual derrota del gobierno en las elecciones legislativas de mañana. “Aun más, yo creo que son fundamentales porque revelaron la inviabilidad del sistema o modelo pues es difícil que un país acepte un gobierno que no le garantice dos bienes básico: comida y garantía de la vida. Pero yo le agregaría dos males adicionales e igual de mortales: inflación y corrupción”, concluye.