Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
01/02/2025 - 14:07

Bolivia ante el nuevo escenario mundial

Vivimos momentos cruciales y probablemente de profundas restauraciones imperiales señoriales, que nos pilla en momentos totalmente sin estrategias de defensa o sobrevivencia.

Ante la poca visión estratégica de la derecha y la izquierda, porque son hermanos gemelos en el fondo, tenemos que remontarnos a quiénes sí piensan el país desde nuestros propios intereses: el cuidar nuestros recursos naturales, desde la fortaleza de sus recursos humanos hoy totalmente abandonados y descuidados por nuestras instituciones. Vivimos momentos cruciales y probablemente de profundas restauraciones imperiales señoriales, que nos pilla en momentos totalmente sin estrategias de defensa o sobrevivencia.

No hay tiempo para lamentos o seudo análisis de coyunturas trasnochadas, que algunos pensantes de la izquierda oligárquica están haciendo. Siempre en sus sueños tontos (desde sus comodidades burocráticas) de que vendrán tiempos mejores. Sucede que los tiempos ya nos han superado y pisado, sin que estos trasnochados hayan hecho algo por el pueblo y las masas.

Sólo nos queda, en las bases, seguir fortaleciendo nuestras organizaciones, que son la garantía ante todos los tiempos de la historia, sean estos buenos y malos. Esa es la experiencia que nos queda ante los engaños y burocracias oportunistas de siempre. Sabemos que al final la vida depende de nosotros mismos, desde hace siglos.

Los poderes mundiales se están reorganizando para contra atacar. Quieren desmontar toda posibilidad de pensar distinto, de luchar por la justicia social y los derechos humanos más básicos. Las oligarquías del norte no están disimulando en esas tropelías, lo están afirmando en todos los medios de comunicación. Pues, como en otros tiempos oscuros requerimos estar atentos y con nuestras organizaciones en pie de defensa.

Mientras los poderes del norte se ponen de acuerdo en sus intereses globales, en Bolivia nos encontramos en guerras intestinas, cavernarias, sectarias, caudillistas, ignorantes totalmente respecto de nuestros propios intereses. Demostrando abiertamente nuestras pobrezas mentales, espirituales y dirigenciales. Somos nomás como nos dicen desde los centros del poder: periferia de la periferia tercermundista.

Pero tenemos la urgente necesidad, al menos desde los instintos de sobrevivencia, de pensar nuestros destinos colectivos. Seguimos en los desafíos de hacer mejor la vida de los bolivianos, que seguimos sin oportunidades laborales, sin oportunidades de negocios dignos, sólo estamos con negocios de pobreza y sobrevivencia económica, llamada informalidad.

Vivimos de fracasos en fracasos, los pobres y los marginados son lo más constante en nuestra historia. Si algo se avanza gracias a los pobres de nuestra sociedad, retrocedemos con más fuerza por la inconsciencia de los dirigentes. No podemos seguir con ese ritmo impune de no avanzar y seguir siendo el furgón de cola de todos los países del mundo.

Ya es tonto y estúpido echar la culpa de nuestros errores internos al imperio. Aquellos que están en esas visiones escolares y de manual universitario del siglo XX, son los más peligrosos para el país. Si bien los temas externos son importantes, y siempre lo serán, nuestros problemas internos son lo más importante. No podemos articular hasta estos tiempos, estrategias de Estado realmente propias, genuinas, bolivianas. Dependemos de los vientos que soplan en el exterior, como si eso fuera el sentido de nuestra existencia. El sentido de nuestra existencia somos nosotros mismos.

Las excusas tontas de que todos los males se deben al imperio, son excusas de inutilidad y falta de capacidad de nuestras propias fuerzas. Lo que nos enseña la experiencia de estos últimos años, es que tenemos que depender de lo mejor de nuestros recursos humanos. Los que no tienen formación técnica o profesional, simplemente no tienen idea de los complejos temas de gestión en nuestras instituciones. Y pues los resultados que tenemos en general son catastróficos, corruptos, y destructivos de nuestras instituciones.

El azar, la magia, el cobijarse en colectivos sindicales no son suficientes cuando se trata de gestiones complejas institucionales. Eso requiere de tratamientos científicos, profesionales y demasiado responsables: ética y técnicamente. Requiere del trabajo en equipo de gente altamente entrenada, con capacidades extremas de manejos en gestiones de Estado o gestiones privadas. Para nada es suficiente sólo el discurso revolucionario o comprometido, cuando de gestiones se trata, cuando de manejos de la economía de todos se trata.

En definitiva, mirar el país profundo tiene que ver con mirar inclusivamente a todas las clases sociales, como a todas las naciones que habitamos este territorio. Pero desde la mirada de inclusión económica, no sólo discursiva y politiquera. Porque no podemos romantizar la pobreza, como hacen ciertos sectores acomodados o burocráticos del Estado. La pobreza es mala en sí misma, y cruel en la sobrevivencia cotidiana.

En definitiva, los actuales acontecimientos mundiales nos encuentran en una situación preocupante por lo menos. Sin definiciones estratégicas, sin miradas coherentes para los desafíos mundiales. Sin equipos bolivianos de alta competencia en todos los campos posibles, necesarios para cuidar nuestros intereses. Somos campeones para pelearnos y hundirnos entre nosotros mismos, en el mundo de la inmunda burocracia tercermundista.

Los nuevos escenarios de la coyuntura mundial, serán un examen más para la sobrevivencia de nuestro país. Que por ahora sigue siendo de sobrevivencia pobre y miserable, periférica y sin posibilidades de expresarnos desde lo económico o político. Veremos si lo más patriótico sale a relucir estos años, porque necesitamos con urgencia ordenar nuestra patria, nuestra nación por el bien de todos, y de las generaciones venideras.

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