Alegoría al triunfo del 31 de octubre
Ese hecho apoteósico de la nacionalización de la minería, permitió a la Nación por fin entrar al siglo XX para aspirar al menos a algo de desarrollo, algo de integración nacional en un país siempre desmembrado en espíritu y geografía.
El 31 de octubre de 1952, cuando en los campos de María Barzola, allá en Catavi, donde el proletariado minero, dio el ejemplo más importante del siglo XX a la historia de Bolivia, respecto de amar a la Patria, respecto de entregar riqueza a la Nación. Después de muchos años de sacrificios, de muerte y sangre. Pero la ingenuidad y la pureza del proletariado fue la enorme confianza, como error, de entregar esa victoria a la burocracia pequeño burguesa. Burocracia que boicoteará desde el primer día de la nacionalización, pues las burocracias de todos los tiempos no creen en Bolivia.
Ese hecho apoteósico de la nacionalización de la minería, permitió a la Nación por fin entrar al siglo XX para aspirar al menos a algo de desarrollo, algo de integración nacional en un país siempre desmembrado en espíritu y geografía. Ese hecho que fue obra y hechura del proletariado en armas, jamás fue entendido por las burocracias antinacionales; aunque con los discursos revolucionarios de moda y con los oportunismos a cuestas, en todos los tiempos.
Fue esa burocracia antinacional en espíritu y cuerpo, que entregó la minería a las fauces del imperio y los intereses transnacionales, como el Plan Triangular. Como artilugio conocido, los revolucionarios de escritorio de aquel momento, es decir los burócratas, culparon a los obreros de las quiebras, de las bajas en la producción, para las justificaciones de las intervenciones extranjeras. Como siempre, los que pagaron con sus vidas y fuentes laborales fueron las bases, los obreros de base y sus familias. Historia ya conocida en la impunidad de los actos burocráticos.
Sin embargo, la historia ya había cambiado para siempre con ese hecho apoteósico. Incluso los gobiernos fascistas de las dictaduras se beneficiaron de la minería y la nacionalización. Ese glorioso hecho como ejemplo del proletariado minero no debe ser olvidado, debe ser recordado por las generaciones jóvenes precisamente como ejemplo.
También, por justicia histórica, debemos recordar a los cientos y quizás miles de muertos mineros. Muchos de ellos junto a sus familias. La gran mayoría anónimos, sin que la historia les haya dado un lugar en los libros de historia o los folletos de los partidos políticos. Esos muertos anónimos y sus enormes sacrificios, son el sentido más importante de la nacionalización de la minería.
En estos momentos de crisis estructural de nuestra Patria, la nacionalización del 31 de octubre de 1952, debe seguir siendo un ejemplo de cómo hacer Patria. Recordando a ese proletariado minero que lo entregó todo por el país, por la Nación. Aunque después fue traicionado y olvidado en 1985.
GLORIA AL PROLETARIADO MINERO DEL 52 !!!
GLORIA A LA NACIONALIZACIÓN DE LA MINERÍA DEL 31 DE OCTUBRE DE 1952 !!!
GLORIA A LOS MUERTOS Y SACRIFICADOS POR LA MINERÍA NACIONAL !!!