La justicia en Bolivia es un asco
Esa crisis estructural y brutal de la justicia boliviana, tiene raíces en el tiempo, tiene historia; pero eso es para quienes quieren perder tiempo en un asunto clave para la sobrevivencia de este país.
Sólo con pena de muerte se podría resolver en algo la podredumbre, el asco, del sistema judicial en Bolivia. El famoso fiscal general debería ser colgado en la plaza Murillo, como ejemplo para los abogansters que abundan en este país. Lo demás son discursos y discursos, como parte del encubrimiento y la impunidad respecto del asco de la justicia boliviana. Esa crisis estructural y brutal de la justicia boliviana, tiene raíces en el tiempo, tiene historia; pero eso es para quienes quieren perder tiempo en un asunto clave para la sobrevivencia de este país.
Por supuesto que es también cierto que las características de los abogansters actuales, son fuentes de investigaciones psicológicas y de patologías impresionantes en sus personalidades, son alucinantes. Serviría para hacer películas de terror y ganarían premios en los shows de Hollywood. Todos conocemos varios ejemplos al respecto. Además, brillan en sus mediocridades intelectuales y profesionales.
En todo caso, como esperanza, hay profesionales del derecho capaces de resucitar el sistema judicial boliviano. Sobre esa base tenemos que soñar en cambiar; al menos resucitar nuestro sistema judicial. Pues el país está en peligro con los actuales aboganters, a la cabeza de quiénes fungen como fiscales o cabezas criminales del sistema judicial.
Es también necesario insistir en los temas de valores. Valores universales, que son pilares humanos en todas las culturas del mundo. Son los temas éticos y de valores humanos al servicio de la colectividad, de la comunidad. Esos valores están en crisis. Hoy los líderes son maleantes, asaltantes del poder para beneficiar a sus delincuentes seguidores. Ya no hay líderes con valores éticos, que serán partidarios de cuidar la riqueza de las instituciones, en función de los sectores humildes. Esos valores deben ser restituidos por emergencia, pues son los jóvenes las primeras víctimas de la ausencia de valores: están copiando a los maleantes como ejemplos de comportamiento ejemplar. Es un asco.
Hay que salvar a las nuevas generaciones, a los jóvenes que son los que ven y califican en función de sus valores todos los acontecimientos actuales. Y lo que ven es el asco total del comportamiento de los líderes políticos y judiciales actuales, por supuesto que siempre hay excepciones importantes. Son épocas terribles, de impunidad de los maleantes y de impunidad del sistema judicial que huele a cloaca todo el tiempo.
Sin embargo, una de las cualidades de los tejidos sociales tiene que ser la organización. Sin organización nada es posible en este país. Los maleantes son los primeros organizados. Los tejidos sociales de la sociedad civil están destruidos, están desarticulados y desanimados por todo lo que sucede y todo lo que sucede es malo. Cuando no hay esperanzas en una sociedad, cunde el pánico y nadie quiere ya organizarse: sálvense quien pueda. Es la ley de la selva ideal para que los delincuentes aprovechen en todo.
Es de orden primordial el organizarse en las ciudades. Generar nuevos liderazgos, ojalá de alto nivel en sentido profesional y de visión patriótica. Ojalá con valores humanos y éticos también de alto nivel. Lo que hoy tenemos es una lágrima terrible, sin ideas, sin creatividad, sin capacidad profesional, en definitiva sin patriotismo frente a la Nación.
Lo más terrible es el sistema judicial. Ahí se concentra todo lo malo de la sociedad, todo lo podrido y perverso. En las universidades al parecer les enseñan a robar y delinquir, no a servir al país. En fin. Pero a todas luces es demasiado urgente revertir a esta pervertida justicia, podrida en todos los sentidos posibles y fuente de corrupción generalizada. Es suficiente ver a Lanchipa, no necesitamos mayores diagnósticos científicos al respecto.
Los millones de bolivianos que no tienen dinero simplemente se olvidan de la justicia. El asco de la justicia requiere de millones de pesos o dólares, para seguir algún caso y buscar justicia. Sino pues todo es a las calendes griegas, que alimenta la corrupción de los aboganters en Bolivia. No existe un espacio para ayudar a las víctimas, no existe. No existe un espacio para dar alguna esperanza en los juicios que se desatan. Lo corrupto se impone todos los días. Y nadie, increíblemente nadie hace nada al respecto.
Insisto, el fiscal general debería ser colgado como ejemplo de justicia comunitaria. Justicia comunitaria boicoteada por los aboganters de todos los gobiernos. Que son parte del sistema estructural corrupto en contra del país, de la Nación y del país profundo.
Lo cierto, objetivamente hablando, es que necesitamos un nuevo sistema judicial. Lo que tenemos hoy es muy peligroso, demasiado peligroso. Este sistema judicial actual está matando el espíritu humano del boliviano. Está destruyendo lo más básico de cualquier sociedad del mundo: su calidad colectiva solidaria. Lo corrupto siempre es individual capitalista. Es demasiado grave para el conjunto de la sociedad.
Necesitamos con urgencia un nuevo sistema judicial. Las nuevas generaciones tienen que comprender la magnitud de esta urgencia. Las generaciones pasadas han fracasado rotundamente en este aspecto. Tomar consciencia que lo más grave, es esta nefasta herencia del podrido sistema judicial.