Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
07/10/2024 - 13:29

¿Integración latinoamericana?

La cacareada integración de nuestros países, sigue siendo discurso de las cúpulas altas como parte de las horas cívicas, sin sentido alguno como siempre. Las razones son por supuesto históricas; aunque también políticas.

Algún día nuestros jóvenes de Latino América podrán estudiar, trabajar, viajar y soñar con proyectos conjuntos en Sud América? Al paso que vamos no creo. La miopía de las cúpulas políticas o clases altas latinas es simplemente analfabeta e ignorante. Prefieren entrar en las peleas de gallos, vulgar, ideológica pero no pensar en las enormes potencialidades que tenemos como región. Ni siquiera el ejemplo de Europa les llama la atención. Continente que después de dos guerras mundiales, con profundos odios nacionalistas, lograron crear el mercado común europeo, con enormes beneficios para todos.

La cacareada integración de nuestros países, sigue siendo discurso de las cúpulas altas como parte de las horas cívicas, sin sentido alguno como siempre. Las razones son por supuesto históricas; aunque también políticas.

Dependemos tercermundistamente de las corrientes ideológicas. Porque no tenemos estrategias de Estado a largo plazo. Por ejemplo negociábamos bien con Argentina, cuando las corrientes de izquierda gobernaban aquel país. Hoy el caudillo Milei ya no quiere negociar con nosotros, simplemente por razones ideológicas. Ese es el grado de estupidez de cómo manejan nuestros países. Porque no tenemos estrategias de Estado a largo plazo. Es más importante la posición individual de un caudillo, que los intereses de una Nación.

Las estrategias de Estado de largo plazo, son acuerdos en muchos campos en función de los intereses de todo un país. Por ejemplo, hemos logrado de alguna manera una estrategia colectiva y de Estado respecto del mar. A pesar de los fracasos de los políticos, existe un acuerdo en el largo plazo de no renunciar a las reivindicaciones marítimas. Pero en los demás asuntos, como en lo económico, simplemente no tenemos estrategias de Estado.

Ni qué decir en campos científicos, tecnológicos, comerciales y alimenticios, simplemente navegamos en la incertidumbre, en el azar, confiando en la suerte de los tiempos, es decir en la ignorancia total. No tenemos estrategias de Estado ni siquiera en el mediano plazo.

Los intentos cierto que han sido varios, desde muchos países. La comunidad Andina, es uno de los intentos en la línea de trabajar la integración regional. También el MERCOSUR, es otro de los intentos al respecto. Pero las debilidades son realmente las que sobre salen, porque las posiciones ideológicas no permiten ninguna consolidación en la línea de la integración. Y como vemos, el caudillismo en Latino América es una cáncer que todos pagamos muy caro.

Reconozco que caigo también en los discursos que critico; en todo caso no hay otra manera de hacer entender la importancia de la integración, incluso por razones de sobrevivencia. La comparación necesaria es nomas el esfuerzo de la Comunidad Económica Europea. Esfuerzos que dieron sus resultados en los últimos 50 años de vida, con enormes saltos en los campos científicos, tecnológicos, universitarios, turísticos, etc. En definitiva, todos los países de ese pacto se han beneficiado. Quizás unos más que otros; también hay diferencias en los procesos de desarrollo, pues hay países más ricos que otros.

Esos resultados son hechos concretos de las estrategias de Estado de los países europeos. Estrategias que están diseñadas a 50 y 80 años adelante. Tienen pasaportes comunes, no tienen fronteras donde les detengan a sus ciudadanos, y el flujo económico es tan dinámico sin burocracias tercermundistas, sin trámites al infinito donde la velocidad es lo más importante.

En los temas universitarios, los convenios e intercambios son totalmente competitivos y con ventajas enormes para todos los jóvenes de toda Europa. Becas, investigaciones de alto nivel agregado, intercambios universitarios para los conocimientos culturales y científicos, son lo normal en aquel continente que se desangró en medio de odios terribles; pero que después sus políticos dieron talla para satisfacer a sus pueblos, en sus intereses estratégicos de país.

En cambio, las mentalidades casi feudales de las clases altas latinas no acaban de aterrizar en las realidades donde se mueven. Siglos después de las independencias, seguimos nomás dependiendo de otras potencias, sean estas de cualquier signo ideológico, que nos dicen qué hacer y no precisamente atender las necesidades de millones de habitantes. Sin la capacidad de generar nuestras propias estrategias de Estado en el mediano y largo plazo.

La tragedia de nuestras realidades, dependientes ideológica como económicamente, es que nos mantienen en la postración total en lo material. Países que  nos desconocemos, que ni siquiera avanzamos en temas sencillos como el turismo. Nuestras fronteras son cerradas y poco amistosas. Ni qué decir pues en temas económicos, nuestros intercambios comerciales son primitivos y escasos. Rechazando las enormes potencialidades que tenemos todos. En fin.

Así el discurso de hora cívica latina sobre integración, es como en varios aspectos una materia donde todos  nos hemos aplazado históricamente. Quizás las generaciones nuevas que vienen terminen esta tarea urgente, necesaria y de sentido común en favor de nuestros pueblos.

Así, la Integración Latino Americana se posterga hasta las calendas griegas por culpa de unos caudillos indolentes como analfabetos respecto de los intereses colectivos, de Nación. Así, no tenemos estrategias de Estado respecto de la integración regional.

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