Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
24/09/2024 - 11:55

Es urgente ordenar la patria, la nación

Cualquier bravucón caudillo de algún sindicato, que son los malos dirigentes, amanece un día de mal humor y ordena bloquear al país.

El caudillismo es una enfermedad mental terrible, en estos lados del mundo. Las consecuencias son atroces como catastróficas para la Nación. Ni siquiera los “modernos” liberales y sus hermanos gemelos los izquierdistas latinos de clases medias, han podido sanar esa enfermedad en estos siglos. Seguimos nomás padeciendo y sufriendo esas atroces consecuencias. Consecuencias destructivas para toda la ciudadanía, en lo económico, en la ausencia de oportunidades, en la ausencia de normas, en la ausencia de leyes que se cumplan. En definitiva, en la ausencia de autoridad e instituciones que guíen al país.

Cualquier caudillo bloquea su calle, su acera y su parte de cualquier carretera del país, para realmente joder a los demás. A los millones de ciudadanos que sólo tienen que sobrevivir, que llevar un pan a su familia. Cualquier bravucón caudillo de algún sindicato, que son los malos dirigentes, amanece un día de mal humor y ordena bloquear al país. Es decir, joder a millones de bolivianos que sólo necesitan llevar pan a su familia.

No hay autoridad real para poner orden, para encarcelar a estos delincuentes a nombre del pueblo, a nombre de las comunidades o a nombre incluso del país. Así, la Patria se desangra con los años, con los siglos y milenios sin que nadie haga algo al respecto. El desorden brutal al cuál estamos sometidos y que como siempre los más pobres son los que más sufren, pues simplemente nos conduce a la miseria, a la pobreza, a las humillaciones más inhumanas. 

Por supuesto que a las cúpulas de los partidos políticos no les interesa un carajo, ellos ya tienen a sus hijos en el extranjero, o ya tienen suficientes dinero para dedicarse a la política. Es así de simple la verdad verdadera. Pero la inmensa mayoría de la Patria, tiene que padecer en este bello país destruido por el caudillismo, privado de oportunidades económicas, sin fuentes laborales, sin posibilidades para vivir dignamente sino bajo las corrientes ignorantes del caudillismo. 

Ya no es posible ni sostenible como estamos. Nuestras instituciones necesitan gente de altos valores éticos y con formación académica de alto nivel. Ya no es posible justificar ideológicamente el desorden brutal, que es continuidad del colonialismo tan criticado en estos muchos años. Ya no es posible considerar normal esta manera de vivir en la pobreza, en la miseria, en medio de discursos estúpidos y rimbombantes caudillistas. Realmente necesitamos dar un giro rotundo y real en la historia de nuestra Patria.

Las nuevas generaciones no tienen oportunidades económicas, ni sociales, ni de proyectos como sueños de generación. Los avances de estos años se están destruyendo otra vez. Al final no queda nada de los sacrificios y luchas del pueblo anónimo, de aquel que siempre da la sangre pero que al final siempre es traicionado por delincuentes politiqueros.

Los jóvenes otra vez tienen que irse del país, con rumbos desconocidos y a sufrir el abandono de su país. Porque conseguir trabajo en Bolivia es algo más que una utopía y sueño que no se realiza. Conseguir oportunidades en Bolivia es simplemente morder el polvo de la derrota, pues no hay nada y lo poco que hay no tiene las mínimas condiciones de subsistencia. Así, otra vez, el país se desangra de lo mejor que tenemos: los recursos humanos. Pero a nadie de los caudillos iletrados les interesa, por supuesto.

Hemos experimentado todos los tipos de gobierno, sabemos entonces que ya no es un tema de posiciones ideológicas sino de sentimientos en la Patria, pues no hay recetas políticas para ser un buen ciudadano, un buen boliviano sino el sentimiento profundo de no soportar humillaciones, de no soportar injusticias y no soportar el eterno circular del caudillismo enajenante y totalmente destructivo. 

Sólo pensemos por un momento. Los jóvenes no tienen oportunidades para nada, sino la repetición de lo mismo: promesas, promesas, promesas al infinito desde hace siglos. El deterioro de las condiciones objetivas  materiales y humanas es lo normal en Bolivia. Los aprendizajes de todo lo malo de las prácticas políticas, que en esencia son caudillistas e iletradas. Sólo pensemos por un momento, que todo lo bueno de la sociedad no es tomada en cuenta en lo colectivo de la política. Porque no interesa al negocio de la maquinaria del caudillismo.

Es entonces urgente ordenar la Patria. Recapitulando que las normas, que las leyes y el respeto a las básicas formas de gobierno, a los básicos acuerdos colectivos es muy importante. Sino, tenemos lo que tenemos cotidianamente: mandato de los caudillos en las carreteras, en las calles, en las ciudades, en el vecindario. Paralizando destructivamente lo poco de la economía en funcionamiento. Paralizando las pocas esperanzas en un país ya sumido por siempre en la pobreza, en las injusticias sociales y el brutal caudillismo.

Es urgente que los sentimientos patriotas sean los llamados a ordenar semejante desorden, a la orden del caudillismo. Es urgente en suma entregar a los jóvenes, un país sostenible. Un país en el que se puede soñar. Un país con justicia social y no una cárcel a la orden de caudillos antipatriotas.

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