Septiembre Negro
Septiembre Negro pasó a la historia de occidente como una organización terrorista. Ya sabemos que ese apelativo es sólo de diccionario imperial, para justificar asesinatos y masacres como lo hace el Estado judío contra el pueblo de Palestina.
La organización palestina Septiembre Negro, creada en septiembre de 1970 contra la ocupación criminal judía, fue una de las más destacadas a lo largo de los años de la resistencia palestina, y en este mes tendría que recordárseles como mártires de la causa palestina. La historia por cierto seguirá siendo un campo de batalla, entre aquellos que justifican las historias desde el poder de los imperios; y aquellos que tienen otros valores para escribir desde los campos de batalla de las masas.
Septiembre Negro pasó a la historia de occidente como una organización terrorista. Ya sabemos que ese apelativo es sólo de diccionario imperial, para justificar asesinatos y masacres como lo hace el Estado judío contra el pueblo de Palestina. O cómo los Estados en el norte de este mundo, acuden a esos términos para decidir la muerte de pueblos, de organizaciones a lo largo del mundo, que sólo reivindican su derecho a la existencia ante la colosal soberbia de quiénes se sirven de los intereses imperiales.
El ingeniero Yasser Arafat fue el comandante más importante de dicha organización. Llegó a formar gobierno en los territorios ocupados de Palestina, e incluso a firmar un tratado de paz por el bien de su pueblo muy a pesar de la sangre y la prepotencia judía. Sin embargo, los intereses imperiales no dejaron que ese tratado prospere, sino la continuidad de la ocupación judía. Hoy vemos los resultados de esas trampas con el genocidio en Palestina.
Septiembre Negro formó parte del imaginario occidental, como organización terrorista. Varias películas se refieren en ese sentido, como visiones tradicionales de occidente. Tergiversadas totalmente, pues un pequeño pueblo como el de Palestina no puede por supuesto enfrentar a los monstruosos ejércitos judíos occidentales. Financiados por empresas poderosas para justificar la sangre y el desprecio al pueblo palestino.
En este mes que también se recuerdan las torres gemelas de Nueva York, vistos con los mismos puntos de vista tradicionales y no cómo crítica a la situación imperante, producto de un sistema de ocupación mundial injusto e insostenible. Los muertos en ambos lados tampoco reflejan los acontecimientos reales, porque las lecturas de la historia son nomás con filtros del poder imperante.
Y mientras hayan genocidios como en Palestina, hambre y miseria mundial pues seguirán nomás habiendo más torres gemelas. La ceguera de los imperiales ciertamente es proporcional a la generación de más grupos valientes, por todo el mundo, enfrentando la prepotencia y las ocupaciones económicas o físicas del sistema.
La historia mundial no recordó a Septiembre Negro en este mes. Las nuevas generaciones todavía están perdidas en territorios de la postmodernidad, sin tomar consciencia de su papel en estos tiempos. Desorganizados y totalmente perdidos respecto a las nuevas lecturas de estos tiempos complejos y confusos. Golpeados por la globalización que les hizo creer que son ciudadanos del mundo. En realidad ni siquiera son parte de las migajas que cae, de lo que sobra en occidente, sino como anécdotas de los acontecimientos del sur. Ni modo, esa es la dura realidad del asunto.
El genocidio de Palestina nos ejemplifica por enésima vez, que si no tomamos las riendas de la historia y de nuestros destinos por nosotros mismos, seremos nomás aplastados de cualquier forma. O engatusados por gobernantes, sean de izquierda o derecha, que sólo repiten las estrofas de las canciones imperiales. Lamentablemente no aprendemos de la historia, sino cuando la sangre llega al río.
Septiembre Negro debería ser un ejemplo de dignidad. Pues la sangre del pueblo palestino tiene que ser dignificada, frente al poder judío occidental. Porque es más peligroso, como nos enseña la misma historia, el Estado totalitario y criminal de Israel que los combatientes palestinos llamados terroristas. Ese estado con licencia occidental para asesinar a cualquiera, en cualquier lugar del mundo. Ese Estado judío con licencia para bombardear cualquier país que le plazca. Ese Estado terrorista con permiso occidental.
Sin embargo, son tiempos confusos para las nuevas generaciones. Generaciones que se han tragado el engaño de la globalización y sus encantos de las redes sociales, lo que les ha llevado a la mediocridad total. El sistema les ha configurado casi de manera programada, para el consumismo terrible y las costumbres de la politiquería. Costumbres que sólo engrosan al sistema y sus colaterales. En las marchas a favor del pueblo palestino, apenas hay pocas personas y muy pocos jóvenes en dichas filas.
En definitiva Septiembre Negro dejó una huella en la historia mundial. Una huella de dignidad y clara identificación con todos los pueblos silenciados, contagiados por la indignidad colonial, que necesitan el grito de grupos como Septiembre Negro. Cientos, quizás miles de mártires, de muertos en sus filas. En general jóvenes comprometidos con las causas y las necesidades de la historia Palestina, entregando sus vidas como ejemplo de coherencia y en contra de la ocupación colonial y fratricida del judaísmo conquistador, occidental, e impune.