No hay tiempo para las dudas y las dubitaciones
No son épocas en favor de los pueblos, de las masas, de los sectores marginados y ninguneados por la historia. Por todo el mundo hay un retroceso brutal y las conquistas sociales se están vulnerando.
Desde siempre, en la historia de las luchas sociales o reivindicaciones sociales, nuestros pueblos tuvieron que pasar enormes sacrificios, enormes esfuerzos sobrehumanos para conseguir conquistas colectivas. Nuestro país está plagado de masacres y violaciones a los derechos humanos, que son historias injustas para dignificar desde siempre a nuestras naciones, para que las nuevas generaciones tengan mejores oportunidades en la vida. Estas coyunturas actuales son otra vez, desafíos necesarios para seguir adelante.
Es cierto que oportunistas, inútiles técnicamente, traidores y boicoteadores siempre han existido en la política. Lamentablemente camuflados en medio de caudillos, o politiqueros mediocres que sobran, que se sirven de las bondades de las masas. Toda esa basura es también parte de los procesos. Sin embargo, la experiencia nos dice con claridad que si retrocedemos seremos nomás después aplastados por las lógicas coloniales. Pues, a pesar de los oportunistas y boicoteadores tenemos que seguir profundizando nuestros procesos sociales.
No son épocas en favor de los pueblos, de las masas, de los sectores marginados y ninguneados por la historia. Por todo el mundo hay un retroceso brutal y las conquistas sociales se están vulnerando. Se están eliminando como en el caso de la Argentina. Los sectores conservadores, con la complicidad de sectores de izquierda, se adueñan de los Estados para retroceder y regresar a tiempos señoriales o neoliberales ultraconservadores.
Regresa la restauración colonial o neoliberal. Camuflada de reclamos en favor del pueblo. Pues esas experiencias ya las hemos vivido en otros tiempos. Aunque esta vez la restauración tiene pinta de postmodernidad. O modernidad disimulada de los sectores acomodados y comodones de las clases a medias. Sus privilegios han sido afectados en todos estos años, y pues añoran esos tiempos señoriales y coloniales.
Sin embargo, como en todos los tiempos, el que retrocedamos y cedamos en estas batallas por la vida, dependen mucho de nuestros propios esfuerzos. Nadie nos regaló nada. La sangre de nuestros ancestros y sacrificados en anteriores siglos, es la semilla de nuestros esfuerzos actuales. No podemos traicionar esas herencias de sacrificios, de sangre y muerte. Simplemente no podemos traicionar ese legado de lucha.
Estamos en momentos difíciles y muy complejos. Tenemos que reconocer que también hay errores. La burocracia y el desprecio por cambiar de rumbo en el Estado, pues afecta directamente a las velocidades de las necesidades de nuestras naciones. Hay autoridades que no tienen idea de lo que es gestión de Estado. Eso mismo afecta directamente a las necesidades cotidianas de la gente. La brutal lentitud causa estragos en el pueblo, en la gente que vive cotidianamente.
Esos errores no hemos corregido todavía, pues tienen que ser corregidos con urgencia. Tenemos que identificarnos con el día a día de nuestro pueblo, con las necesidades del día a día y de los reclamos del día a día. Muchas de nuestras autoridades están tan alejadas de la gente, del día a día, que simplemente parecen otros señoriales y coloniales con discursos de cambio.
Los exámenes en la historia desde las luchas sociales, tienen claridad meridiana respecto de quiénes son los que conducen y cómo los conducen. Los errores nos han llevado a frustraciones y muerte colectiva. Los aciertos nos han conducido a la victoria colectiva, para seguir avanzando a pesar de los boicots y las traiciones.
En estos tiempos de los retornos de los fascismos, de las ideas de restauración colonial a nombre de liberalismos conservadores, no podemos confundirnos fácilmente. Porque el desorden provocado, los bloqueos de caminos, y las actitudes absolutamente contrarias a las normas básicas de convivencia social, están siendo conducidas por gente contraria al proceso de cambio. Son experiencias que ya hemos pasado en otros tiempos. Experiencias que sólo pavimentan el camino a la ultraderecha colonial.
La inconsciencia social es el camino más sencillo a la restauración colonial. Lamentablemente muchos dirigentes incluso sociales, no tienen consciencia social. Sólo son oportunistas de turno por la prebenda y la corrupción. Sus actitudes los delatan. Sus maneras de actuar y decir en los medios de comunicación. No tienen la mínima formación política, es decir de consciencia social cuando nos referimos a las luchas sociales. Esos peligros los hemos tenido desde hace muchos años. Pues, la ausencia de formación política en las nuevas generaciones se hace patente en estos momentos cruciales.
Pero no hay tiempo para las vacilaciones. No podemos ser traidores de las luchas de tantos siglos, de nuestras naciones, de nuestros hermanos y hermanas que dieron sus vidas para tener al menos una democracia con todas sus luces y sus sombras. Es un tiempo de claridad y lucha contra los errores internos. Es tiempo de crítica en las filas de la militancia por el pueblo, por nuestras naciones.
No hay tiempo para las dudas y las dubitaciones. Las trincheras de las luchas sociales tienen esos componentes de complejidad. Pero si es que es sincera y de compromiso por la historia de nuestros pueblos ancestrales, vale la pena. De eso se trata.