Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
31/07/2024 - 20:47

El fin de la globalización

Los resultados de la globalización todavía se están debatiendo. En el sur del mundo, dichos resultados no son interesantes. El saqueo de los recursos minerales, como lo demás, han sido escandalosos o corruptos.

Se terminó la globalización de la época moderna, que fue el invento de los Estados Unidos para imponer su manera de ver el mundo, mediante la economía y la cultura a todo el mundo. Se tenían las esperanzas de cierta socialización de las industrias, de los inventos y el crecimiento de los países del sur del mundo. Fue también el último gesto de occidente hacia el mundo, respecto del desarrollo y progreso después del derrumbe del muro de Berlín. 

Sin embargo, ese gesto dizque liberal de occidente se fue disolviendo cuando vieron peligrar sus intereses globales, porque países como China o India, aprendieron rápido las mañas del desarrollo y el progreso. Esos discursos del liberalismo se terminaron, pues ya no eran competitivos como los chinos o indues. Así, como siempre fueron, las oligarquías gringas empezaron a reemplazar su liberalismo por discursos nacionalistas de extrema derecha. El cavernario de Trump es sólo un ejemplo de ese zoológico político de occidente.

A todas luces, el miedo a la competencia con las industrias chinas, indias, rusas o sudafricanas, hacen que los occidentales cierren sus fronteras a todos los productos de importación, sobre todo de China. Las excusas en la política, pues el renacimiento de los discursos nacionalistas de ultra derecha. Esos falsos discursos liberales, simplemente se derrumban ante el miedo de la competencia con otros mercados que no son occidentales.

Los resultados de la globalización todavía se están debatiendo. En el sur del mundo, dichos resultados no son interesantes. El saqueo de los recursos minerales, como lo demás, han sido escandalosos o corruptos. Las respuestas políticas a esos procesos han sido diversos, sobre todo con procesos políticos alternativos a los que había con el neoliberalismo. La miseria y la pobreza han sido las constantes por América Latina.

Quiénes se han beneficiado por la globalización, como China, tienen enormes aprendizajes en las ciencias y la economía. Hoy son países altamente competitivos en todos los temas de las ciencias, en la economía y la industrias de punta y tecnológicas. Esos aprendizajes son resultados de políticas de Estado, de estrategias de Estado y de consensos de Estado para beneficio de sus mercados internos. En definitiva, en beneficio de sus poblaciones para el crecimiento de la calidad de vida.

Nosotros, pues, no nos hemos beneficiado en nada de la globalización. Seguimos siendo tan dependientes de incluso artículo sencillos, para la construcción por ejemplo, que no podemos fabricar. En definitiva, como siempre, vemos pasar las modas, las tendencias de las ciencias y la economía; sin embargo, no aprendemos nada de ellas y no aprovechamos en nada. La ausencia de estrategias de Estado es la norma y costumbre, desde tiempos inmemoriales.

La ausencia de estrategias de Estado, simplemente nos ahoga en el tiempo. Nos hace totalmente vulnerables a los vientos de los cambios del mundo. Porque improvisamos todo, todo es al azar, siempre inventando la pólvora e inventando desde el principio como forma de la improvisación. Es decir, sin estrategias de Estado, sin visiones maestras de cómo resolver los problemas estructurales. Y entonces la globalización ya se fue, nos deja sin aprendizajes ni enseñanzas de esos complejos procesos económicos, científicos y de intercambios no sólo económicos sino también culturales.

El mundo capitalista y desarrollado ingresa a otro proceso histórico. Deja atrás la globalización y se acerca al nacionalismo más extremo. Encierran sus fronteras, dizque para cuidar sus mercados internos; en realidad es porque no les interesa un comino sus propias ideas como el liberalismo. Al final son nomás visiones tan totalitarias, que el comunismo al que siempre criticaron es más liberal que ellos y sus liberalismos de discurso.

El mundo capitalista tiene miedo a la competencia, tiene miedo al liberalismo, tiene miedo al mundo. Para eso, pues están destruyendo sus propias creaciones como las NNUU. Instituciones que ya no les sirven en estas coyunturas para sus intereses. Están desmontando aquellas instancias que supuestamente eran las garantes de la paz mundial. En realidad jamás les intereso la paz mundial, sino sus propios fines políticos estratégicos de dominación del mundo.

Lo que se viene no está aun claro. Hay tendencias fuertes como lo Multilateral, es decir el equilibrio de potencias por todo el mundo. Se acaba la única voz totalitaria de los Estados Unidos. Pero en Bolivia no estamos preparados para esos eventos mundiales nuevos. Porque la ausencia de Estrategias de Estado, no nos conduce a ningún lado sino a la improvisación total para seguir siendo lo mismo: periferia de la periferia. 

Estamos cerca del Bicentenario. Pero lejos de todos los eventos mundiales desde tiempos inmemoriales. Ni la historia ni la experiencia nos sirven para avanzar, para tener nuestros propios pasos como bolivianos. Para ser nosotros mismos y luego ser universales. Estamos cerca del Bicentenario, sin personalidad ni alma propia. Sólo con improvisación y discursos de deseos. Nos falta tomar consciencia de Estado. Quizás de Nación también.

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