Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
19/07/2024 - 15:55

Estados Unidos como ejemplo en Occidente

Los Estados Unidos son en suma un imperio ya decadente. Lo impensable han sobrepasado desde todos los puntos de vista, ni qué decir de los temas éticos y morales. Es un imperio con una muestra de impunidad total, aun a costa de cualquier aliado de turno como es el caso de Europa. 

La historia de los Estados Unidos es la historia de la violencia. Es el país más armado del mundo, respecto de sus ciudadanos porque su constitución les permite. Por eso todos los días hay masacres entre ellos, la sangre es cotidiana en ese país violento y totalmente atrasado en comparación a otros países occidentales. Estados Unidos es el mercado de la cocaína más importante, es decir del mercado negro de las finanzas donde los Bancos son los principales actores. Y su democracia nunca sirvió a su pueblo, sino a las oligarquías poderosas que intentan hacer del mundo su patio trasero, aun sea mediante violencia y sangre. 

Sin embargo, sus poderosos medios de comunicación se encargan desde siempre para mostrar a este país, como el ejemplo de la democracia y el libre mercado liberal hacia el mundo. El sueño americano es en realidad la propaganda más importante de esos medios de comunicación. País esclavista, pues los propios próceres de su independencia tenían esclavos y parte de las oligarquías gringas. Luego, fueron cómplices del racismo extremo hasta el siglo XX cuando asesinar negros era parte de sus derechos.

Después de la segunda guerra mundial aceleró ese comportamiento imperial sangriento. América Latina es testigo de sus intervenciones militares, con países destruidos y miles de ciudadanos asesinados o encarcelados. Los golpes de Estado también sangrientos, se diseñaban en las oficinas de Washington y se ejecutaban en consecuencia. Guerras en Vietnam, Corea, Afganistán, Irak y hoy en Ucrania y Palestina, tienen el mismo sello imperial de los Estados Unidos. Es decir, venta de armas, venta de democracia, venta del modelo económico capitalista imperial y colonial. 

Pero los medios de comunicación se encargan de domesticar a su población, luego al mundo, mostrando que esos actos son necesarios, en nombre de la democracia y los derechos humanos. Poderosos medios de comunicación, que están bien pensando para dominar las mentes de los humanos. Son parte del poder político norteamericano. Y si alguien se interpone contra esos medios, se arriesga demasiado como el periodista Julián Assange  y otros medios alternativos que sufren represalias y persecuciones.

Ciertamente se trata del país más poderoso de la tierra. Con enormes recursos humanos, financieros y militares. Por supuesto que hay buenas personas, intelectuales de calibre internacional, científicos de renombre mundial que siempre están en primera fila para los premios nobeles.  En estas épocas del genocidio de Palestina, sus universidades se pusieron a la vanguardia de las protestas en contra del sionismo norteamericano. Muchos movimientos sociales están en contra de los gobernantes de ese imperio, promoviendo protestas y denuncias internacionales contra todos los abusos de su gobierno.

Los Estados Unidos son en suma un imperio ya decadente. Lo impensable han sobrepasado desde todos los puntos de vista, ni qué decir de los temas éticos y morales. Es un imperio con una muestra de impunidad total, aun a costa de cualquier aliado de turno como es el caso de Europa. Porque Europa es a estas alturas del partido el patio trasero más vergonzoso, que los mismos Estados de América Latina. Patio trasero sumido y sometido a los designios de los Estados Unidos, como muestra la guerra de Ucrania.

En todo caso, esa decadencia ya es muy evidente. Pues no tienen la fuerza suficiente para imponer sus políticas imperiales. A pesar de las enormes dificultades que ponen, mediante fuerza bruta y brutalidad financiera, se viene nomás un mundo multipolar. No sabemos exactamente de qué tipo y formas; pero es ya muy claro que el mundo necesita otras formas de gobiernos, menos utilizados y colonizados por los Estados Unidos. Y ojalá no haya candidatos a otros imperios, sino todo lo contrario. Ojalá el mundo y la historia hayan aprendido de las lecciones, en general: sangrientas e impunes, que los distintos imperios dejan como estela y recuerdos en todas las historias del mundo.

No necesitamos otros imperios así de sanguinarios e impunes. Necesitamos países que busquen equilibrios y consensos en el mundo. Quizás sea una ingenuidad y quijotesco deseo inútil. Lo cierto es que los habitantes de este planeta debemos avanzar en la búsqueda de democracias reales, de apuestas por la humanidad y la sostenibilidad de los recursos de todo el planeta. 

El recuerdo de los Estados Unidos no es precisamente interesante, la sangre y el robo de recursos de todo tipo, está dejando cementerios de millones de cadáveres por todo el mundo. Sin contar las innumerables guerras que han provocado con diversas excusas, que todas ellas han alimentado sus economías militares y fábricas de armas, sin importarles un milímetro por los muertos, heridos y desplazados. Esos son los recuerdos de los Estados Unidos. El sueño americano sólo es ficción, que sirvió en algún tiempo para millones de inmigrantes, y hoy ya no es posible semejante engaño e ilusión de su modelo y sistema económico.

La locura de occidente la estamos pagando por todo el mundo. Esa locura por la carrera del desarrollo y progreso totalmente descarrilado y sangriento. Que sólo ha contaminado y destruido el planeta, de manera totalmente impune. Que condena todos los días con sangre y masacre a inocentes generalmente, sólo por cumplir al pie de la letra su sangrienta Constitución Política, del Estado más armado del mundo.  

Si Estados Unidos es el ejemplo por antonomasia, de la democracia, el desarrollo y progreso y además del sueño americano, pues Dios nos libre de esos ejemplos. Ejemplos que sólo sembraron muerte e injusticias por todo el mundo.

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