Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
16/05/2024 - 12:02

Coyuntura apocalíptica mundial

Pero a pesar de esa coyuntura diabólica  guerrera, Bolivia debe seguir nomás sus propios objetivos estratégicos.

Bolivia no es una isla en el mundo. Pensar eso sería estúpido, como irresponsable. El mundo nos afecta inmediatamente, aun estemos en la periferia de la periferia. Lo cierto de la coyuntura mundial es que occidente se encamina al abismo otra vez. La guerra de Ucrania ha despertado a los demonios guerreros de occidente, que empiezan su fiesta con sangre y terror como su cultura les llama otra vez. Las mentalidades guerreras y cavernarias se hacen con los Estados de occidente. Lo que viene ya lo sabemos por experiencia.

Pero a pesar de esa coyuntura diabólica  guerrera, Bolivia debe seguir nomás sus propios objetivos estratégicos. En primer lugar luchar por el pleno empleo, porque sin empleo no hay nada en todo lo demás. Todavía no nos recuperamos de la tragedia del coronavirus, que nos afectó a nivel del empleo. La miseria y pobreza siguen por nuestras calles, si bien hemos avanzado en estos años no hemos resuelto el asunto del empleo. 

Es verdad que el fenómeno de lo que se llama informalidad, desde siempre ha sido un colchón importante; aunque nunca fue ni es la solución para enriquecer a la sociedad. Esa inercia de la pobreza y la miseria no será posible romper sin el pleno empleo, como política de Estado siempre en consensos con todos los sectores de la sociedad civil. 

Lamentablemente no tenemos consensos grandes de sociedad. De estrategias de Estado con la sociedad. Las universidades desde siempre están en otro tren, formando gente sin saber a dónde enviarán tantas personas, en sentido laboral. Esa ceguera tradicional, jamás se enfrentó desde las estrategias de Estado. Las nuevas generaciones están siendo abiertamente engañadas, colectivamente engañadas, porque no saben si sus estudios servirán de algo, o en qué áreas de las estrategias del país. 

Tampoco tenemos consensos con las instituciones privadas; sean estas empresas, fundaciones o instituciones de la cooperación internacional, como con los municipios sean estos rurales y ciudades intermedias. Todos caminamos con los ojos cerrados respecto de la creación de empleo: es el azar total. Pues semejante irresponsabilidad colectiva, sólo nos condena a la pobreza y miseria en todas las clases sociales.

Como decíamos, el mundo se encamina al abismo a la cabeza de la civilización occidental. A la cabeza de los norteamericanos, que les gusta culturalmente la guerra y la impunidad de la guerra como negocio capitalista. Con ellos todo el mundo camina a una crisis económica de dimensiones catastróficas. Los pueblos del mundo se empobrecen, porque los recursos económicos se dirigen a las industrias de la guerra, a los ejércitos improductivos pero necesarios en estos tiempos apocalípticos. 

Ese fenómeno irresponsable de los occidentales, nos afecta; pero tenemos que ser inteligentes para al menos resistir en mejores condiciones. Desde la periferia no podemos definir nada, ni siquiera podemos hacer algo frente al genocidio de Palestina. Sin embargo, podemos prepararnos de mejor manera ante esta coyuntura guerrera y cavernaria. Eso es tener estrategias nacionales de consenso para crear empleo. Es decir, hacer patria y ser responsables con la historia en estos momentos peligrosos para todo el mundo.

No podemos dejar de pensar en estos posibles escenarios de la guerra real. Los occidentales están ciegos, como clases altas, y están corriendo a esos escenarios. Desde Bolivia tenemos que pensar en esa posibilidad. Prepararnos para lo peor, reforzando nuestras estrategias de Estado. Insisto que la creación de empleo, hacia el pleno empleo, es estratégico como contención de la pobreza en los posibles escenarios guerreros del mundo.

Estamos lamentablemente en coyunturas apocalípticas. La historia definitivamente no nos ha enseñado nada, de las experiencias amargas del pasado. Seguimos nomás como ciegos históricos, sin ver el pasado y peor no aprender nada de las tragedias humanas. Repitiendo errores que nos conducen al abismo. Como país tenemos que ser capaces de enfrentar esos enormes desafíos, de los que no somos culpables. 

No podemos ser irresponsables con nuestro pueblo, que ya está castigado con las crisis actuales del sistema. Los escenarios que se vienen no son buenos ni positivos, que nos exigen total capacidad profesional y amor a la patria para enfrentar los escenarios posibles. Dejar al azar de los acontecimientos es ser analfabetos funcionales e irresponsables, con la historia de nuestro pueblo y con la misma historia.

El siglo XXI y nuevo milenio nos deparan tragedias mundiales no pensados e imaginados. La civilización occidental sigue siendo el motor del capitalismo. Ese capitalismo que no resuelve el Vivir Bien del mundo, sino todo lo contrario. Hace de este mundo un lugar poco habitable, poco amigable para la naturaleza. Sin embargo, sus autores y ejecutores están ciegos y totalmente robotizados sin ver otras alternativas, ni posibilidades para mejorar la vida de miles de millones de seres humanos, de sistemas ecológicos condenados a la muerte por el sistema capitalista.

Al menos en Bolivia seamos más responsables con nosotros mismos. No podemos frenar la locura occidental. Frenemos la pobreza creando empleo para todos.

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