China da lecciones en Davos-Suiza
Por supuesto que China tiene problemas internos serios, en lo político, social y económico; pero han demostrado también con creces resultados sorprendentes, respecto de sus avances económicos, sociales y científicos.
Li Qiang, primer ministro de China, comunista militante y alto dirigente del Partido Comunista de China, dijo al mundo gringo supuestamente democrático reunido en Davos Suiza, que el multilateralismo es la respuesta adecuada al mundo, precisamente para resolver los complejos problemas mundiales. Conferencias entre tantas que se dan, en aquel rincón de los Alpes suizos donde los más poderosos del planeta “deciden” los destinos del mundo.
Por supuesto que China tiene problemas internos serios, en lo político, social y económico; pero han demostrado también con creces resultados sorprendentes, respecto de sus avances económicos, sociales y científicos. Resultados que les permite opinar con suficiente autoestima como país, para intentar consensuar con otras regiones del planeta y hacer de este mundo un lugar mejor para vivir.
En aquella conferencia el dignatario de Estado chino, insistió que sólo un mundo multilateral puede efectivamente enfrentar los complejos problemas del mundo. Que tenemos que terminar con esa sola mirada occidental, que data desde el siglo XVI, totalitaria y excluyentemente ciega por sus intereses mercantiles y militaristas. De hecho, occidente ya no crece económicamente hace muchos años. Su economía está estacada y en profunda crisis sistémica, sobreviviendo gracias a deudas colosales que serán piedras sobre las espaldas de sus pueblos. En cambio, las economías emergentes crecen en varios casos aceleradamente, cambiando totalmente la geografía económica de nuestro planeta.
Después de Palestina queda absolutamente claro que ese cuento de democracia en occidente, es solamente un concepto vacío y democráticamente engañoso. En las sociedades occidentales, dizque las más avanzadas y desarrolladas, no hay democracia sino gobiernos oligárquicos y de plutocracias que toman decisiones al margen de sus pueblos. Son enormes circos romanos de pan y folklor, pero que muy pocos toman decisiones brutales como bombardear todos los días a países enteros, sin que les importe un carajo las leyes o las normas internacionales.
No hay democracia en occidente. Sus resultados son las guerras y los bombardeos, esa es la democracia en occidente. Un negocio redondo para las industrias de punta de armas, de tecnologías sofisticadas en función de sus plutocracias enfermas de poder y dinero. Con visiones mercantilizadas y deshumanizadas, totalmente peligrosas que los grupos terroristas son un juego de niños a lado de estos monstruos del poder total.
Occidente se queda cada vez más aislado y poco democrático frente al mundo. Sus plutocracias que gobiernan a nombre de las élites, no de los pueblos quiénes sólo asisten al circo de las votaciones donde eligen asesinos, disfrazados de políticos, y cierran el círculo terrible de los poderes oligárquicos de occidente.
Después de Palestina occidente ya no tiene autoridad moral y ética respecto de la democracia, respecto de la institucionalidad y acude a la receta de siempre: guerras coloniales y de conquista. Lo poco que le quedaba en lo ético, simplemente se ha esfumado con el genocidio de Palestina, pues ya no es exportable sus discursos “democráticos” porque sus prácticas reales, es decir lo que demuestran en Palestina es lo que vale de su Real Politik. La solicitud del multilateralismo que vienen de realidades distintas, suenan como las posibles soluciones en las actuales circunstancias.
En todo caso, los discursos en Davos son sólo para las tertulias de quiénes tienen acceso a ciertos círculos elitistas. Si bien son interesantes como insumos de reflexión, de ninguna manera influirán en los problemas del mundo, porque las decisiones más importantes están estrechamente ligadas a los intereses mercantiles, a las estrategias de Estado de occidente y de países emergentes con capacidad de decisión mundial.
Por supuesto que en Davos no se reflexionarán sobre el crecimiento de la pobreza, de la delincuencia política y económica, el crecimiento de la desigualdad en el mundo. Los ricos siguen siendo más ricos; los pobres siguen siendo más pobres. No se reflexionarán sobre el empobrecimiento de la democracia en occidente, donde el escandaloso crecimiento de las fortunas más ricas del mundo, sólo demuestran lo profundamente injusto del modelo económico. Ese cuento de los exitosos del modelo, son discursos cínicos para encubrir las terribles desigualdades económicas y sociales.
Bolivia sigue siendo sólo parte de la periferia de la periferia. Mientras no nos pongamos las pilas en lo educativo, en las estrategias regionales económicas y científicas, es decir en consensos globales de nuestros propios intereses seguiremos nomás en el folklor de miniatura, peleados como en las cavernas trogloditas, por pedazos humillantes de nostalgias políticas sin sentido alguno.
Sabemos con absoluta certeza que occidente no tiene nada que enseñar, sobre todo en términos políticos o sociales. Ni siquiera pueden mejorar sus propias democracias, teñidas de hipocresía generalizada e inercia mental con lagunas de olvido de su propio pasado. Sin embargo, sería tonto culparles de eso y todo respecto de nuestros problemas internos. Problemas que son profundos y requerimos con urgencia saldar cuentas con el pasado, para proyectarnos al presente y despegar al futuro.
En Davos Suiza sólo se reproducen escenarios elitistas, de lavado de consciencia sobre los efectos de los desastres de occidente. Nada más y nada menos. Las trincheras de lucha por la justicia social y la revuelta por las conquistas sociales, siguen nomás sus cursos históricos en cada una de nuestras historias. Cierto que necesitamos tomar consciencia de ellos, y trabajar muy duro para cambiarnos éticamente y cambiar nuestras historias.
La Paz, 20 de enero de 2024