Aporofobia, rechazo al pobre
El título de esta columna lleva el del último libro de la filósofa Adela Cortina, este texto tiene un espíritu de provocación en sí misma muy potente porque nadie puede negar que en las democracias contemporáneas los temas de migraciones y de pobreza llevan un sello particularmente importante.
El título de esta columna lleva el del último libro de la filósofa Adela Cortina, este texto tiene un espíritu de provocación en sí misma muy potente porque nadie puede negar que en las democracias contemporáneas los temas de migraciones y de pobreza llevan un sello particularmente importante.
De entrada no se trata de un estudio sobre las expresiones de xenofobia, porque no es rechazo o miedo al extranjero, sino que la aporofobia se remite a un tipo de miedo y rechazo a los pobres, El elemento que no hay que olvidar en este tipo de estudios es aquel que significa que el desprecio hacia el otro tiene que ver con una actitud de superioridad, pero esta superioridad no está manifiesta a nivel individual sino a nivel de un colectivo; porque es ahí donde las posibilidades de emitir un criterio en contra del otro son mucho más reforzadas e infinitas.
Pensando en los actuales debates sobre el odio quizá en algunos casos desmedido en el que se ejercen frente a las distintas fobias que se manifiestan en la sociedad, podríamos intentar partir no tanto de una lógica idealista respecto a que toda necesidad debería ser buena, es decir desde el deber ser. Si no más bien, a partir de que aceptemos de inicio la existencia del odio en las actitudes de los individuos.
Sin embargo, existen también algunas actitudes de odio hacia el otro que en los tiempos que corren se revisten de distintas etiquetas, para esto el policía político que llevamos dentro es muy efectivo, digo esto porque es mucho más cómodo y más sencillo por ejemplo etiquetar a alguien que es mendigo como parte de una mafia que se ocupa de estafar a las personas, o como aquellos que niegan la idea de que haya existido el holocausto, o como cuando aquellos que hablan respecto de la religión católica guardan una sospecha desmedida de lo que fueron las inquisiciones, lo mismo pasa hoy y no puedo dejar de pensar en por ejemplo la supuesta defensa de algunos colectivos que tienen que ver con el tema del género.
Especialmente en el caso de los supuestos debates en redes sociales, creo que Adela Cortina nos ilustra de manera interesante cuando se refiere al tema de la tolerancia y cómo superar a su contrario que es la intolerancia, a partir de lo que ella dice “la tolerancia es superior a la intolerancia, pero la virtud que realmente supera a la intolerancia es el respeto activo. Quien respeta a otros difícilmente pronunciará discursos intolerantes que pueden dañarles”.
Los odios hacia el otro revestidos de cierta corrección política no hacen más que continuar la intolerancia y por tanto la irresolución de nuestros problemas, porque en la medida que nos creamos más aquello de “espera y escucha lo que te tengo que decir desde mi púlpito”, y no practiquemos aquello de “nosotros queremos que el mundo sea así” luego de un genuino debate. Entonces poco habremos hecho para manejar estos odios y mucho habremos aportado al reforzamiento de la política de la identidad.