La confirmación de juez Kanavaugh y la evolución del movimiento provida
Los candidatos con un pensamiento afín y comprometidos con una causa no crecen en los árboles. Hay que cultivarlos. Los provida deben evolucionar en sus prácticas políticas. Deben dejar de ser nómadas recolectores y pasar al siguiente nivel: campesinos agricultores que cosechan lo que siembran.
Brett Kavanaugh ya es juez de la Corte Suprema de EEUU. Atrás quedó el calvario que los demócratas abortistas le hicieron sufrir a él y a su familia. Esos progresistas atacaron al juez propuestos por Donald Trump con una saña y ponzoña nunca antes vista en la política norteamericana moderna porque hasta ellos sienten más cerca que nunca el cambio en la situación legal del aborto en EEUU. Hasta hace no mucho, revertir la sentencia Roe vs. Wade (que legalizó de facto el aborto en Estados Unidos en el año 1973) era el sueño de algunos insensatos delirantes. Incluso la mayoría de los provida pensaban que no era factible. Ahora ya todos están muy contentos y subidos en el carro de alguien que puede dar un giro tremendo a las leyes de ese país.
Este insospechado éxito comenzó cuando los líderes del movimiento provida de Estados Unidos entendieron que debían abandonar los esquemas obsoletos de hacer participaciones simbólicas y jugar un rol proactivo en las elecciones.
Todos recordamos la enorme resistencia que Donald Trump despertó al interior del partido Republicano después de ganar las elecciones primarias y convertirse en su candidato a la presidencia. El sector denominado StopTrump contó con muchos provida que veían en el empresario del show-bussiness a un tipo con una vida inmoral y de pensamiento liberal, y por tanto “pro choice”, que jamás los representaría.
Otros provida veían a un candidato republicano atípico que se enfrentaba a una demócrata radical activista del aborto y de la ideología de género, como Hillary Clinton pero no visualizaban cómo eso podía beneficiar a su causa. Estos ya pensaban en el voto viciado o el apoyo a un “tercer candidato” de esos que existen en el sistema electoral de los EEUU, pero que nunca tienen una opción real de ganar las elecciones (en este caso, el más famoso, el libertario Johnson).
“Este tipo de persona provida espera este milagro sin participar realmente en la vida pública, ansiando que ‘aparezca’ el candidato. Pero hasta que eso no suceda no promueve el voto por ningún otro”
Estos últimos estaban esperando un candidato 100% provida, limpio de polvo y paja, de intachable conducta personal y política a favor de la familia, el no nacido y una larga, larga lista de causas “buenas” necesarias para obtener el voto pro vida. Como semejante personaje nunca apareció, entonces la alternativa Johnson y a esperar 4 años más a que aparezca el “mesías” político.
Pero este tipo de persona provida espera este milagro sin participar realmente en la vida pública, ansiando que “aparezca” el candidato. Pero hasta que eso no suceda no promueve el voto por ningún otro. Desprecia cualquier emprendimiento que no satisfaga sus altos estándares de “ortodoxia” y califican un voto a una persona no pura como de “traición a la causa”.
En el fondo, esto puede deberse a que tienen una visión un poco obsoleta o parcial respecto de asuntos de orden político. Una visión menos rígida, que no deje de ser comprometida, podría abrir muchas posibilidades sorprendentes.
Es obvio que lo ideal es que un candidato encarne en su vida los ideales que promueve. Pero ese milagro no sucede todos los días. Ni tampoco es un requisito indispensable para comenzar a encausar los asuntos públicos hacia el bien común. Como todo en la vida, hay que empezar con lo que hay a la mano y sin dejar de aspirar a lo mejor, en una típica relación entre el objetivo ambicioso y los medios con los que se cuenta al iniciar la tarea, a veces cortos respecto del fin.
Y así hicieron esos provida estadounidenses que se atrevieron a ver las cosas de una manera distinta. Tomaron la iniciativa de reunirse con Donald Trump en Nueva York para preguntarle sobre su disposición a apoyar iniciativas provida y condicionar su apoyo electoral a lo que él estuviera realmente dispuesto a ofrecer.
“Con la confirmación de Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema de EEUU, estos pioneros han demostrado que es un error esperar a que aparezca un candidato que piense como uno para votar por él”
Steven Mosher, presidente de Population Research Institute, relata su impresión de esa reunión de esta manera: “Me uní al Grupo Asesores Católicos de Trump después de reunirme con él en Nueva York antes de la elección. Junto a otros líderes presentes, nos dimos cuenta que Donald Trump no era el político tradicional que nunca cumple sus promesas. Vimos más bien a un hombre que prometió que designaría a profesionales pro vida para ocupar puestos clave. Y sobre todo notamos que Trump, aun como candidato, no dejaba de comportarse como el empresario exitoso que cumple su palabra, pues en el mundo de los negocios, si faltas a tu palabra, no habrá quien tenga negocios serios y duraderos contigo. Hoy es evidente que no nos equivocamos.”
Con la confirmación de Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema de EEUU, estos pioneros han demostrado que es un error esperar a que aparezca un candidato que piense como uno para votar por él. Si el ciudadano no sale a buscar a los candidatos para ejercer una presión democrática sobre ellos, representada por el voto, muy probablemente nunca se presentará ese candidato ideal y la agenda pública siga siendo contraria.
Los candidatos con un pensamiento afín y comprometidos con una causa no crecen en los árboles. Hay que cultivarlos. Los ciudadanos provida deben evolucionar en sus prácticas políticas y, sobre todo, en el ejercicio del voto. Deben dejar de ser nómadas recolectores y pasar al siguiente nivel de la evolución: campesinos agricultores, los que cosechan lo que siembran.
Hoy, gracias a Trump, existe una mayoría provida en la Corte Suprema. Por ahora nadie sabe cuándo se presentará el caso judicial que desafíe a Roe vs. Wade, pero será el nuevo Juez Kavanaugh uno de quienes escriban la opinión decisiva y ahora hay muchísimas más posibilidades de que se empiece a detener el holocausto que ya cobró más de 60 millones de vidas inocentes.
Este éxito no tuvo mucho que ver con un análisis de la pureza en la vida personal de los candidatos a las elecciones presidenciales del 2016 sino más bien con una adecuada visión sobre las posibilidades de influencia política del voto provida.
Fuera de Estados Unidos tal vez las coordenadas políticas sean distintas, pero en todos lados existe la urgencia de dejar la pasividad del recolector nómada para pasar a la proactividad del campesino que cultiva con paciencia y proactividad. Con más personas organizadas y comprometidas en dar el salto evolutivo, la realidad poco a poco se irá pareciendo más a lo que todos deseamos.