Apuntes para un pensamiento crítico sobre nuestra política de drogas (Segunda parte)
EL PROBLEMA PÚBLICO DE LAS DROGAS
En la introducción fue preciso hablar sobre la importancia de la experiencia del ser en el despertar de la conciencia crítica para la demanda y construcción de políticas públicas.
EL PROBLEMA PÚBLICO DE LAS DROGAS
En la introducción fue preciso hablar sobre la importancia de la experiencia del ser en el despertar de la conciencia crítica para la demanda y construcción de políticas públicas.
Recientemente IDCP[1] realizó una encuesta de percepción en sus entidades miembro sobre las actuales reformas en la política de drogas de 41 países del globo. Las conclusiones sobre Bolivia muestran que la sociedad civil percibe la nueva Ley de Sustancias Controladas con una notoria tendencia a la desproporcionalidad[2] y un renovado enfoque represivo hacia el microtráfico y las pandillas. Evidentemente, mientras las entidades civiles que están en favor de los derechos humanos ven esto como algo negativo, el discurso adultocéntrico en Bolivia proclama la “responsabilidad que como padres y adultos tienen para con sus hijos” mediante el hogar y la familia como “núcleo de la resistencia”. Este grupo etario también “reclama a las instituciones y al Estado el ejercicio de las labores que les competen: control, tutela, formación, erradicación del consumo de droga, persecución del narcotráfico, etcétera ”[3]
Bajo este criterio que en más de 50 años no ha cambiado, se puede entender porque la Ley de Sustancias mantiene aún ese espíritu conservador, y es entonces preciso preguntarse: ¿De dónde hemos heredado esta percepción tan nefasta? ¿Cuándo nace esta suerte de maldición con el consumo de sustancias ilegales? ¿Será el mito propagandístico una verdad? O habrá que mirar más adentro para darse cuenta de que el verdadero problema público de las drogas en Bolivia nunca fueron las drogas ilegales, sino el alcohol[4]…
LA ECONOMÍA POLÍTICA GLOBAL DETRÁS DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL PROBLEMA
“Aunque es cierto que el consumo de drogas no es recomendable desde el punto de vista sanitario y es mejor prevenirlo, sólo una minoría de usuarios se mete en problemas graves. Este grupo minoritario necesita ayuda para romper con el hábito y solucionar los problemas que, para empezar, los abocaron a las drogas.”
Martin Jelsma - 1 0 Años del Programa Drogas y Democracia l TNI 1 9 9 8 - 2 0 0 8
El corazón de la teoría causal de las políticas públicas sobre drogas desde el siglo XX es y sigue siendo la salud pública. Este se enfoca en enfrentar la problemática del consumo de sustancias a partir de instrumentos penales, en favor de reducir la erradicación del consumo; sin embargo los primeros datos sobre consumo problemático de plantas o sus derivados datan de la guerra del opio y los intereses comerciales del imperio británico.
Investigaciones señalan que en nuestra región existía consumo de hoja de coca y plantas alucinógenas[5], sin embargo no hay datos que revelen la existencia de un problema público en estas prácticas. Fue el contrabando de opio (llevado desde la India hacia China por los británicos), que dio paso a las primeras nociones del consumo relacionado a la Salud Publica.
A partir de la entrada del opio en China, las mujeres de las elites harían famoso el extracto de amapola para sus dolores menstruales. Tras un consumo rápidamente aceptado en gran parte de la población, el gobierno Chino se vio en la necesidad de imponer restricciones al comercio y así nace la primera prohibición al consumo de Opio. Respuesta a esta restricción, los británicos le declaran guerra al gran país del oriente. Es así que surge la economía política global de las dogas en el auge comercial del pacífico y su conexión continental[6].
SUBALTERNIDAD Y CONTROL SOCIAL
Las guerras del opio llevaron a un fenómeno migratorio que vivió el mundo en su totalidad[7]. Estados Unidos se yergue gracias a las manos de miles de migrantes chinos que llegan a San Francisco con la costumbre de fumar opio (costumbre inicialmente propiciada por los intereses económicos de los británicos). De pronto, la persecución a las sustancias termina siendo una persecución racial. En esa época brotan los discursos sanitaristas, que hablan incluso de “sustancias que degeneran la raza”.
En 1971 en la administración Nixon se firma la “Declaración de la Guerra contra las Drogas”. Equiparada con las leyes Jim Crow[8], la Declaración tuvo como objetivo no a las sustancias sino a los grupos que las consumían, y así fue utilizada para promover la segregación racial en EEUU. Pese a que el porcentaje de consumidores blancos, negros e hispanos era el mismo, las cárceles presentaban más del 90% de población negra y latina.
En resumen, el problema público de las drogas a América Latina llega como una construcción social heredada, en Bolivia, la primera institución dedicada a la problemática fue SEAMOS; institución financiada por la embajada de Estados Unidos que empezó una campaña de prevención de drogas en completa ausencia de datos y cifras sobre sustancias, consumos y consumidores. Con un enfoque moralista, evangélico, sanitarista, de corte racista y con clara tendencia al control social, SEAMOS fue cómplice de la sanguinaria cacería de brujas que el imperio del norte emprendió en países productores en los 90’s
Hoy en día nuestras cifras oficiales demuestran que el consumo problemático de sustancias ilícitas no es el gran problema público que la propaganda nos hizo creer, según especialistas y actores directamente involucrados; el problema más grande con las drogas (así como con el sexo) es la desinformación.
Más para reflexionar en una próxima entrega en la que analizaremos las drogas y los nuevos escenarios de enunciación política en Bolivia
[1] International Drug Policy Consortium
[2] “Sentencias desproporcionales: este fue el caso en Bolivia (bajo umbral para posesión de drogas, penas altas por delitos de drogas), Brasil (proyecto de ley que incrementaría las penas por narcotráfico), Costa Rica, Indonesia y algunos otros países”. IDPC Membership Survey (2017)
[3] GUILLÉN Natalie, VELÁSQUEZ Carlos, RODRÍGUEZ Eelena, BALLESTEROS Juan. “Percepciones Sociales Sobre Drogas en La Paz Bolivia”. P.41. Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (2011). Versión digital en: http://www.fad.es/sites/default/files/percepsocLaPaz_0.pdf
[4] Alcides Arguedas y Fanz Tamayo resaltan el consumo problemático del alcohol en el Indio como síntoma del dolor de la subalternidad después de la colonia. Consumo que es hasta nuestros días uno de los más elevados en la región
[5] BERENGER José. “Consumo Nasal de Alucinogenos en Tiwanaku, Una Aproximación Iconográfica” (1987). Museo Chileno de Arte Precolombino. Versión digital en: http://boletinmuseoprecolombino.cl/wp/wp-content/uploads/2015/12/bol2-03...
[6] China junto a Estados Unidos plantean a nivel internacional en 1907 el problema del opio como problema de salud pública y firma un tratado tripartita (EEUU, CHINA, INDIA) para prohibir el comercio de opio dándose un plazo de diez años para acabar con las exportaciones
[7] Las migraciones chinas no sólo llegan a Estados Unidos, pasan a México y se instalan en Sinaloa dando como primeros antecedentes de la prohibición del opio en México en 1917
[8] Ver en línea Leyes Jim Crow