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Manuel Canelas
06/06/2017 - 15:40

¿Qué piensa Carlos Mesa del aborto?

Cuando existen discusiones que ocupan, por tiempo e intensidad, la agenda pública suele ser habitual que los llamados líderes de opinión se pronuncien sobre la controversia. Muchos de estos, más si han ocupado altas magistraturas, son con frecuencia requeridos por los medios de comunicación.

Cuando existen discusiones que ocupan, por tiempo e intensidad, la agenda pública suele ser habitual que los llamados líderes de opinión se pronuncien sobre la controversia. Muchos de estos, más si han ocupado altas magistraturas, son con frecuencia requeridos por los medios de comunicación. En el caso particular de Carlos Mesa, a su condición de ex jefe de Estado se suma la de periodista y la de ser uno de los referentes nacionales en Twitter. Mesa es, qué duda cabe, una voz frecuente en los debates nacionales, incluso en cuestiones políticas menores que no alcanzan ni de broma la intensidad ni la duración que lleva teniendo el debate sobre el aborto en nuestro país. Entonces, ¿por qué durante tantos meses no ha usado sus columnas en prensa para referirse a este tema? Ni tampoco, a riesgo de un descuido por mi parte, ha vertido su opinión sobre esta materia en 140 caracteres.

Vaya por delante que, a pesar de su condición indiscutible de líder de opinión y su, tan probable como desmentida únicamente por él, candidatura presidencial en 2019, no tiene obligación alguna de pronunciarse sobre lo que no quiere pero eso no quita que este particular silencio no pueda analizarse, interpretarse, por supuesto.  Alguien, un diputado del MAS por ejemplo, podría pensar que se trata de una decisión táctica: si estás buscando construir una candidatura que recoja a los descontentos urbanitas del MAS pero que no levante ampollas entre los votantes conservadores de un Rubén Costas no pronunciarse sobre el aborto parecería astuto. Uno puede intuir, con poca posibilidad de equivocarse, que Mesa es un hombre progresista en diferentes cuestiones y suele hacer públicas estas opiniones pero se tratan de temas no tan impopulares como el aborto. Sabemos que en la política siempre están en tensión los principios y la táctica. Quien niegue esto es que carece de los primeros.

Algo similar apunté cuando leí las declaraciones del alcalde Luis Revilla que aparecían en una nota de Página 7. Compartí en mi Facebook dicha nota y añadí un breve comentario lamentando que el alcalde de La Paz, alguien que tiene ideas progresistas en estas cuestiones - como quedó claro con su posición sobre la ley de identidad de género - respondiese con evasivas y dedique más tiempo a hablar de que el problema real, de fondo es la educación y no a apoyar claramente la ley. Cuando a un progre le preguntan por este tipo de cuestiones pero no quiere alterar a un público- que podemos llamar electorado- o a un primo mayor – que podemos llamar aliado político- con quien comparte la cena se va directo a hablar de que el verdadero problema, el de fondo, es la educación. Verdad de Perogrullo que por supuesto nunca, da igual quien sea el interlocutor, va a encontrar oposición. Por el contrario, alguien conservador pero que no quiere exponer de frente su oposición a avanzar en estas cuestiones recurrirá al manido: que decida la gente.

El alcalde Revilla tuvo la gentileza de tomarse el tiempo y responder a mi comentario. Coincido con él en que, no puede ser de otro modo, se trata de un problema complejo – qué problema social no lo es- en el cual el eslabón educativo es central y que, muchas veces por mezquindad o falta de conocimiento, no se trabaja de un buen modo entre los niveles de gobierno. Creo, y no me cuesta decirlo, que la Alcaldía de La Paz hace buenas cosas. Sin embargo, aunque en su respuesta afirmaba que estaba de acuerdo con la modificación sobre el aborto que se incluye en la propuesta de Código Penal – no se despenaliza nada, por eso sigue incluido en esta norma- volvía, en mi opinión, a dedicarle muchas más líneas a la educación y a otro aspectos. Creo que, cuando un debate se polariza del modo que éste lo ha hecho, ayuda más el tener una posición firme y clara de respaldo sobre la cuestión puntual que apuntar todo lo que falta por hacer. Casi todo lo que señaló el alcalde Revilla como pendiente: educación, trabajo de prevención, etc , debería abordarse pronto y progresivamente pero en esta coyuntura la cuestión es apoyar o no la modificación planteada que, siguiendo la sentencia del Tribunal Constitucional, busca reducir las muertes por abortos clandestinos que se producen, en elevado número y condiciones dramáticas en nuestras calles, aunque a monseñor Gualberti esto parece importarle poco.

La táctica y el escenario

Podríamos dejar la interpretación del silencio de Mesa y de lo que entendí como evasivas de Revilla en este punto: considerar que, a pesar de que se les presupone una opinión favorable en este tema, sus acciones tuvieron mucho de táctica. Sin embargo, también podríamos extender el análisis un poco más e incluir algunos eventos recientes que han ido configurando el escenario político nacional y que pueden darnos otra lectura. En este sentido podemos incluir estos movimientos tácticos – y su sentido- en los cambios mayores que están teniendo lugar en el espacio opositor y en cuáles son las ideas que se prefiguran como dominantes de cara a la propuesta que le hagan al país en 2019.

El pasado miércoles 12 de abril, Carlos Mesa y Luis Revilla compartieron acto público de presentación de alternativa política con Rubén Costas, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina y Víctor Hugo Cárdenas. Solemne puesta en escena que tenía un aroma muy antiguo. Algunos momentos parecía una reunión previa al voto femenino. Algunos de ellos incluso parecían parte fija de la foto. Aires de familia. Resultó más llamativo ver a Mesa y a Revilla con estas nuevas compañías. Nuevas porque, en teoría, algunos de ellos estaban en las antípodas ideológicas. Sorprendía, por ejemplo, ver a Luis Revilla sentado con solo una enorme tricolor detrás; su anterior partido, el MSM y él en particular, fueron grandes defensores y voceros de la nueva Constitución en acalorados debates donde el reconocimiento en pie de igualdad de la wiphala era un asunto muy defendido. Tampoco sorprendía menos ver a Mesa junto a Tuto y Doria Medina: la campaña como vicepresidente de Mesa y, sobre todo, su gobierno se destacó por caracterizar en términos muy duros y críticos al periodo donde Tuto y Samuel mandaban. Términos muy duros que no tenían nada que envidiarle a los que desde el MAS utilizamos ahora.

No hay que mirar muchas veces la imagen para darse cuenta que representa la derrota de construir una propuesta progresista de oposición que aspire a ganar las elecciones de 2019. A pesar de ser líderes a los que  las urnas nunca han dado la victoria: Samuel y Rubén, alcanzaron juntos el 25% hace tres años, y Tuto no llegó a los dos dígitos de apoyo,  por mencionar solo la última cita electoral, serán sus ideas las que articulen la propuesta opositora en las siguientes generales. Mesa y Revilla ya han claudicado, así uno puede entender mejor ciertos silencios o evasiones porque no cuesta ver que si las coordenadas dominantes las escribirán un Rubén Costas o un Tuto Quiroga temas como el aborto, la presencia fuerte del Estado en la economía y la condición plural de nuestro país serán ajenos a lo que propongan. Dudo mucho que Mesa volviese a firmar una carta de apoyo a Lula junto a otros expresidentes o a criticar la operación contra Dilma; sus colegas de la foto del 12 de abril no solo la celebraron sino que se vieron protagonistas de algo similar aquí.

No vamos a hablar ahora de como estaba el país cuando gobernaba Tuto o cuanta pobreza extrema existía cuando Samuel dirigía las políticas económicas de nuestro Estado; ni tampoco de que propuesta de gobernabilidad viable pueden tener todos ellos juntos. Solo queríamos hacer breves apuntes sobre las pistas que dicha reunión nos da sobre las ideas que serán la columna vertebral de la propuesta opositora de 2019. Una propuesta de repliegue. Así uno puede entender mejor como Mesa ha pasado de comparar a Evo Morales, en su condición de animal político, con sus admirados Andrés de Santa Cruz y Víctor Paz Estensoro a decir lo que dice de este gobierno en su última publicación sobre la historia reciente de la democracia en nuestro país.

Todo esto me parece una mala noticia, no solo por el aprecio y respeto que tengo por Mesa, sino porque las respuestas a nuestras insuficiencias y errores como Gobierno no vendrán nunca de la dirección de un gabinete de ministros de los años noventa. En todo caso, es bueno saberlo con tanta anticipación. Uno de los eslóganes que más rápido se reveló tramposo fue el de la supuesta nueva derecha latinoamericana: gente que había entendido ciertos avances estructurales a los que no convenía oponerse y que había abandonado la versión más dura del neoliberalismo. Después de ver lo que hace Macri, lo que hace Temer -esos buenos amigos de nuestros líderes opositores, amistad que ahora ocultan pero de quienes han celebrado sus victorias, sean estas por las buenas o por las malas- uno sabe que la derecha neoliberal latinoamericana ha vuelto en su expresión más pura, algo sofisticados para las campañas pero con las mismas viejas ideas y maneras para gobernar.

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