El Gobierno vincula a Ramiro Cucho con la violencia en Llallagua y pedirá revocar su detención domiciliaria
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, aseveró que es “indudable” que Ramiro Cucho, uno de los principales dirigentes del evismo, estuvo involucrado en lo ocurrido en Llallagua y afirmó que se tienen “pruebas materiales” para comprobar las acusaciones.

El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, afirmó que las últimas investigaciones vinculan a Ramiro Cucho, uno de los principales dirigentes del evismo, con la violencia ocurrida en Llallagua (Potosí), región en la que fallecieron cuatro policías mientras realizaban tareas para despejar las rutas que habían sido bloqueadas por los seguidores de Evo Morales.
Entrevistado por DTV, Aguilera afirmó que dos de los dirigentes de ayllus visitaron el Trópico de Cochabamba antes de que se ejecuten los bloqueos para “coordinar” el “sitiado del país y la guerra híbrida en contra de los bolivianos”.
Asimismo, la autoridad aseveró que es “indudable” que Cucho estuvo involucrado en lo ocurrido en Llallagua y afirmó que se tienen “pruebas materiales” para comprobar las acusaciones.
Por ejemplo, señaló que se tienen fotografías del auto de Cucho “en las puertas de la Federación del Norte de Potosí”.
Por ello, señaló que se pedirá que se revoque la detención domiciliaria de Cucho, quien es procesado por el delito de terrorismo asociado, precisamente, a los bloqueos del evismo.
Ayer, el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Walter Sosa, reveló que desde cuatro “trincheras” y con fusiles de guerra operaron los francotiradores que cegaron la vida de uno de los cuatro policías asesinados durante las protestas de los seguidores de Evo Morales en Llallagua.
“Lo que hemos podido establecer son cuatro lugares donde se han podido identificar trincheras improvisadas o casamatas para realizar sus disparos”, explicó en conferencia de prensa sobre los lugares desde donde se hicieron disparos que acabaron con la vida de los policías en el punto más violento de la protesta evista.
Desde uno de los cuatro puntos se hizo el disparo que segó la vida del teniente Brayam Jorge Barrozo, joven oficial de 22 años de la Unidad Táctica Delta, el 11 de junio.
Además de Barrozo, otros dos policías y un bombero fueron “asesinados” por los seguidores de Morales, en un hecho que el comandante General de la Policía Boliviana, Augusto Juan Russo, definió como una “violencia planificada” de personas que mostraron su “desprecio por la vida” de los policías.
Se trata del teniente Carlos Apata Tola que fue capturado y golpeado hasta su muerte en Aguas Calientes. La causa de la muerte fue fracturas múltiples, entre ellas una en el cráneo.
Al igual que Apata, el bombero sargento primero Jesús Mamani Morales fue capturado por los bloqueadores en Aguas Calientes y brutalmente golpeado. La causa de su muerte fue lesión centros nerviosos superiores, hemorragia subdural, traumatismos cráneo facial cerrado por elemento contuso.
De acuerdo con las investigaciones preliminares, los policías retenidos por los bloqueadores eran desnudados y encerrados en habitaciones donde eran torturados. Sosa destacó la intervención de la médica Ingrid Beramendi, que intercedió para recuperar el cuerpo de Mamani.
A ellos se suma el teniente Cristian Calle Alcón. Su cuerpo fue encontrado en la localidad de Tacopaya, en la carretera entre Oruro y Cochabamba con múltiples traumatismos craneoencefálicos que han provocado la muerte de esta persona, pero, además, sus secuestradores le hicieron explotar una dinamita en el vientre.
A los tres policías y el bombero, se suman dos víctimas civiles: Cornelio Franco Ramírez, de 28 años de edad, en Tacopaya, Cochabamba, que falleció por dos disparos de un arma de calibre 22, un rifle de salón de uso civil, y en Llallagua, Potosí, murió el estudiante de secundaria Vladimir Aguilar Choque, de 18 años, a causa de la brutal golpiza que le propinaron los movilizados evistas.