Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
26/05/2025 - 17:01

El fantasma del Fascismo por el mundo

En Europa y el norte del continente americano, ya es una realidad aquel fascismo que el mundo ingenuamente creía que era historia. Hoy, ese fascismo de Hitler o Mussolini, otra vez son parte de las realidades del norte.

Los errores terribles e imperdonables de la izquierda, sobre todo de sus líderes que no estuvieron a la altura histórica de las circunstancias, en América Latina, simplemente tiende la alfombra roja a la ultraderecha fascista. Por todos lados, la corrupción y la incompetencia, ni qué decir la falta de compromiso ideológico y político con sus pueblos, se están arrinconando a la periferia de las derrotas. Dejando, por supuesto, a los sectores desamparados a su suerte, a la suerte de las fauces fascistas.

En Europa y el norte del continente americano, ya es una realidad aquel fascismo que el mundo ingenuamente creía que era historia. Hoy, ese fascismo de Hitler o Mussolini, otra vez son parte de las realidades del norte.

Pero qué es lo preocupante de esta realidad? La pérdida total de derechos sociales y económicos. La pérdida total de los avances sociales que le costaron al mundo enormes sacrificios, de muchos años e incluso de sangre. Las tendencias de estos sectores conservadores y cavernarios, son muy claros. Son sectores que sólo respiran odio y resentimiento contra organizaciones sociales, contra pensamientos liberales o progresistas. Sectores que odian a los migrantes y distintos culturalmente.

Por nuestros territorios, además tenemos que añadir la ausencia de crítica y debates internos, que hayan posibilitado corregir o encausar proyectos sociales de mejor manera. La enfermedad del caudillismo tercermundista, ayuda a destruir a las organizaciones sociales. Eso lo vemos con claridad en nuestro país. Caudillismos que sólo postergan toda posibilidad de democracia participativa, real, de renovaciones en las ideas y los liderazgos.
Como vamos por el mundo, el capitalismo salvaje está triunfando, con ayuda de la misma izquierda. La esclavización de la humanidad está en proceso, pues las tecnologías de la información se prestan a ese ingrato servicio de los poderosos. Ya intentaron durante el covid paralizar y esclavizar al mundo entero; hoy saben que eso es posible y están en serio proceso de esclavización del mundo. No es ciencia ficción, es ya una realidad palpable para lo cual requieren gobiernos totalitarios y coloniales.

La otra evidencia mundial de que el capitalismo salvaje hace la vida imposible por todo el mundo: los precios de la vivienda, de los alimentos y de la cultura o los estudios, están por las nubes. Ya no es posible acceder a esos servicios que deberían ser derechos básicos; ahora son un lujo por todo el mundo. Unos demasiado pocos, se están enriqueciendo a costa de las inmensas mayorías mundiales.

El capitalismo salvaje es el actual sistema imperante. Quiénes todavía son ingenuos, o son parte del sistema por intereses personales, simplemente están alimentando la destrucción mundial de los ecosistemas. Son cómplices de la destrucción de los derechos sociales y económicos en todo el mundo. Ese capitalismo salvaje que se alimenta de las guerras y el narcotráfico, ante la imposibilidad de lo legítimo como las industrias. Capitalismo salvaje en manos de banqueros y financistas oscuros, que tienen el control del mundo y están encima de los Estados.

Nos queda claro, a los sectores conscientes y todavía rebeldes en sentido de defender los pocos derechos de los sectores vulnerables, que no podemos dejar semejante impunidad mundial en contra de la humanidad. Los errores cometidos nos han conducido a este callejón fascista que se alimenta de esos errores. La decepción de los pueblos sólo les conduce a la tragedia, como en los Estados Unidos. Pensaron, en USA, que votando por un ignorante comerciante resolverían los brutales errores de los demócratas. Pues, lo que tienen hoy como presidente es un fascista peligroso, racista y dispuesto a restaurar el poder blanco anglosajón de los siglos piratas XVII y XVIII.

Hay que resucitar los grupos de reflexión teóricas e intelectuales, donde sea posible. Otra vez repensar nuestras realidades. Los pensamientos alternativos y de resistencia al capitalismo salvaje y sus vasallos trumpistas tercermundistas, son las prioridades de estos momentos convulsos y fascistoides.

El Vivir Bien es una alternativa al capitalismo. Desde Bolivia podemos aportar al mundo con el pensamiento del Vivir Bien. La destrucción mundial en curso requiere de un cambio profundo en las mentalidades, de todas las sociedades y culturas del mundo. El consumo extremo como impone el capitalismo salvaje, sólo nos conduce a la destrucción de todos los complejos de los hábitat animales, vegetales y humanos. Los Trump y sus vasallos tercermundistas, son mentalidades enfermas y destructivas.

El Vivir Bien puede ser una alternativa a todo ese sistema destructivo del consumo infinito, es decir de la destrucción sistemática del planeta tierra. Pero, pues, ni siquiera en Bolivia somos conscientes de esa destrucción. Nuestras autoridades son tan ignorantes como Trump, o son nomás vasallos de esa destrucción ideológica de la humanidad.

Estamos en la encrucijada más peligrosa de toda la historia. Ya no son sostenibles ni sinceras las defensas del capitalismo, a nombre de que no hay otro sistema. A estas alturas ya es incluso tonto pensar de esas maneras, ante las evidencias científicas y abrumadoras de la destrucción mundial. Las obscenas e insultantes acumulaciones de riqueza en manos de unos pocos mega millonarios, es nomás la degradación humana en lo más antihumano y egoísta destructiva.

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