Opinión
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Gary Rodríguez Álvarez
21/04/2025 - 23:25

“Lecciones aprendidas” durante la guerra comercial en curso

El anuncio de Trump, de imponer un arancel de importación del 10% a la generalidad de países; 20% a la Unión Europea; 34% a la China, y niveles especiales a otros, motivó dos duras respuestas: de la Unión Europea, un 25% a productos estadounidenses por 21.000 millones de euros, y, de la China, un castigo análogo del 34% a las importaciones de Estados Unidos (EE. UU.).

La decisión del presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, de declarar “emergencia nacional” e imponer “aranceles recíprocos” a las importaciones del mundo, con pocas excepciones, ha sido la nota episódica desde el 2 de abril. Parafraseando a los medios de comunicación, lo que está pasando es una “noticia en desarrollo”, sabiendo cómo es que empezó este asunto, sin que nadie sepa, cómo es que va a terminar.

El anuncio de Trump, de imponer un arancel de importación del 10% a la generalidad de países; 20% a la Unión Europea; 34% a la China, y niveles especiales a otros, motivó dos duras respuestas: de la Unión Europea, un 25% a productos estadounidenses por 21.000 millones de euros, y, de la China, un castigo análogo del 34% a las importaciones de Estados Unidos (EE. UU.).

La Orden Ejecutiva de Trump está respaldada por un documento de la Casa Blanca, que dice que los altos y crecientes déficits comerciales que sufre EE. UU. por años, se deben a la falta de reciprocidad en el intercambio con sus socios, a los altos aranceles y barreras no arancelarias discriminatorias que castigan a sus exportaciones, además, de los subsidios, regulaciones técnicas restrictivas, manipulación de monedas y otras maniobras, mientras EE. UU. ofrece una baja protección a las importaciones cediendo su mercado a costa de su industria y la pérdida de millones de empleos (“Regulating Imports with a Reciprocal Tariff to Rectify Trade Practices that Contribute to Large and Persistent Annual United States Goods Trade Deficits”, The White House, Washington, 2.04.2025).

Algo “bueno” que se dio el 9 de abril, en medio de la escalada arancelaria desatada, fue este anunció posteado por Trump:

“Basado en el hecho de que más de 75 países han llamado a representantes de los Estados Unidos, incluidos los Departamentos de Comercio, Tesoro y el Representante Comercial de los Estados Unidos, para negociar una solución a los temas que se están discutiendo con relación al comercio, las barreras comerciales, los aranceles, la manipulación de divisas, y aranceles no monetarios, y que estos países, siguiendo mi consejo, no han tomado represalias de ningún tipo contra los Estados Unidos, he autorizado una pausa de 90 días y un arancel recíproco sustancialmente reducido durante este período, del 10%, también con efecto inmediato”

Así, EE. UU. aplicará un arancel universal del 10% a la importación de bienes, excepto a los de México cobijados en el Tratado de Libre Comercio (T-MEC) y, a los de China, a quien subió el castigo arancelario al 145%, recibiendo a cambio un retruque del 125%.

La segunda “buena noticia” de estos días fue que la Unión Europea, en una medida-espejo a la de EE. UU., suspendió también su represalia por 90 días, además de lanzar su oferta de aplicar “arancel cero” recíproco al comercio de bienes industriales.

La tercera noticia alentadora la dio el Secretario del Tesoro de los EE. UU., al anunciar negociaciones con Japón, India, Vietnam y Corea del Sur, lo que, de tener éxito, podría llevar a una oleada de conversaciones en pro del libre comercio… ¡Dios quiera que sea así! Trump no duda de la eficacia de su posición negociadora, cuando, respecto a su gran rival comercial, la China, sentenció: “Creo que va a querer llegar a un acuerdo, creo que eso va a suceder, recibiremos una llamada telefónica en algún momento y todo estará listo, será una gran cosa para ellos, será genial para nosotros, será algo bueno para el mundo y para la Humanidad” (“Trump, convencido de que llegarán a un acuerdo con China: "Recibiremos una llamada telefónica", El Mundo, YouTube, 10.04.2025).

En este nuevo escenario, todo el mundo hace cálculos de impactos. En lo que hace a Bolivia, un análisis del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), basado en las excepciones previstas por la Orden Ejecutiva, reveló que el 90% de los 263 productos vendidos a los EE. UU. en 2024 serían afectados por el nuevo arancel del 10%, equivalente al 50% de los 271 millones de dólares exportados, quedando libres de tal cobro, el estaño, óxido de antimonio, wolframio, demás antimonios y manufacturas, cobre refinado, plata en bruto aleada, aleaciones de estaño, bismuto y manufacturas, fuel oil; maderas perfiladas, aserradas o desbastadas, molduradas, tablillas y pisos de madera; libros, impresos y similares.

Finalmente, como de lo malo siempre se puede sacar algo bueno, el IBCE, en conferencia de prensa, refirió cuatro “lecciones aprendidas” en esta crisis comercial: 1) Los desequilibrios comerciales permanentes y crecientes, causan inestabilidad; 2) Nunca se debe ignorar a un socio comercial, en especial, tratándose de la primera potencia mundial; 3) Muchas veces, como ahora, la realidad puede superar a la imaginación; 4) De haber negociado Bolivia, en el pasado, el libre comercio con megamercados complementarios como la Unión Europea, países asiáticos o el propio EE. UU., hoy sería menos vulnerable y tendría una mayor capacidad de negociación.

¡Para tenerlo muy en cuenta!

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