Opinión
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Max Raúl Murillo Mendoza
11/06/2024 - 13:46

La Iglesia Católica en Bolivia

En los últimos tiempos, sin embargo, han mostrado un cansancio o todavía peor: estancamiento de sus ideas, de sus propuestas y de sus sueños en un país como Bolivia.

La Misión profética de la iglesia católica como postulado mayor desde hace siglos, 1552 cuando se crea el obispado de Charcas, y luego hereda con los acontecimientos posteriores la república, al parecer está en una profunda crisis institucional, de identidad, de proyectos para los tiempos que corren y de visiones políticas, precisamente para estos tiempos convulsos y complejos en el mundo.  En Bolivia tiene enormes dificultades después de la constitución de 2009, cuando la declaratoria del país como lugar laico. A pesar de la realidad profunda, pues Bolivia es un país enteramente religioso desde sus culturas ancestrales. 

Es ya un lugar común manifestar que hubo momentos gloriosos de la iglesia católica. Cuando las dictaduras militares mostraron su rostro solidario, ayudando a mucha gente en la clandestinidad, facilitando la salida al exilio de muchos bolivianos y bolivianas. Varios de los sacerdotes incluso murieron en las dictaduras, por las razones suficientes de identificarse en aquellos momentos con las causas de la democracia y los derechos humanos. 

Como no en la manifestación de sus obras sociales, sean estas educativas, de salud y de proyectos de desarrollo a lo largo del país. Obras que posibilitan oportunidades a sectores todavía marginales. 

En los últimos tiempos, sin embargo, han mostrado un cansancio o todavía peor: estancamiento de sus ideas, de sus propuestas y de sus sueños en un país como Bolivia. Las jerarquías siguen siendo conservadoras, y realmente muy poco abiertas a otras propuestas de la sociedad. Las homilías de sus obispos son reflexiones al viento, tan inútiles que sólo sirven para los viejitos de misa que apenas escuchan o prefieren dormir en consecuencia. No hay ideas, no hay al menos aproximación a los problemas que enfrenta el país. En el fondo ya no tienen lecturas bíblicas críticas con estos tiempos. No tienen relatos nuevos e interpretaciones de estos tiempos, desde la biblia.

Pero es verdad que no sólo es un fenómeno boliviano. Afectados por todo el mundo respecto de nuevas vocaciones, porque las nuevas generaciones no tienen en absoluto interés por las iglesias. Lo cual les ha conducido a una crisis de vocaciones. Y eso a una ausencia de nuevas ideas, de nuevas corrientes de pensamiento. Los edificios de la iglesia católica se han vaciado por todo el mundo.

Es cierto también que los problemas de abusos sexuales a niños y jóvenes, por todo  el mundo, han dejado a las sociedades con más preguntas que respuestas, sobre el papel de la iglesia católica. Esos aspectos han desnudado enormes falencias institucionales, que en muchos casos rayan en la complicidad con quiénes han sido culpables de esos terribles hechos. 

Esa suma de hechos, indudablemente afectó al conjunto de la institucionalidad. Hoy en día la iglesia católica necesita un replanteamiento de sus objetivos institucionales, pastorales, educativos e incluso de existencia misma. Porque sin crítica no hay avances. Sólo inercia y tragedia griega hasta el infinito. Necesita con urgencia la iglesia boliviana un mirarse a sí mismos, un a sincerarse hacia adentro si es que quieren recuperar a sus feligreses, si es que  quieren seguir progresando en el buen sentido, junto a los cambios que se están produciendo por todo el mundo, como en Bolivia. 

Sus obras educativas, y otras, seguirán por supuesto en funcionamiento; pero lo más importante: las ideas pastorales que le daban sentido en tantos siglos, en todas las coyunturas de la historia, ya no funcionan en estas épocas. Pues sólo los rezos ya no son suficientes para cubrir las enormes grietas de su crisis institucional. Requieren también evaluar hacia donde caminar con sus obras.

Bolivia es un país totalmente creyente. En lo cristiano o en lo animista ancestral. De hecho todo está mezclado, pues ser animista y cristiano no es contradictorio. Vamos a misa y khoamos al mismo tiempo. Este fenómeno social se repite en todas las clases sociales, en todos los estamentos. Hasta los ateos son creyentes por aquí. Es decir, la iglesia católica seguirá teniendo feligreses en potencia, como las demás iglesias. Pues creyentes hay para todos. 

En realidad se trata de ofrecer perspectivas, desde la iglesia, que sean coherentes con las demandas sociales actuales. Eso que algunos sacerdotes perspicaces intuyeron durante las dictaduras militares. O algunos intelectuales de sotana, de trinchera en Latinoamérica leyeron bien estas realidades: Teología de la Liberación. Porque la historia sigue corriendo, sigue siendo exigente con los tiempos que corren, con los cambios de ideas, de percepciones de la vida. Y con exigencias éticas también.

La iglesia católica boliviana necesita sacudirse desde adentro, para seguir siendo vigente y necesaria en la sociedad. Necesita de una crítica interna urgente. Ojalá sincera y sangrienta en el sentido de exigente como estos tiempos. Necesita de gente nueva y renovada. Con la suficiente ética para recuperar el sentido de su apostolado milenario. Lo contrario será lo que es hoy: un museo lleno de viejitos que sólo esperan dejar este mundo, con más pena que gloria. 

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