Pamela Pomacahua
16/12/2014 - 08:37

“De la plata al oro hay un mundo”

Mireia Belmonte (Badalona, 24 años) vio reconocido este lunes su magnífico 2014 —seis medallas en los Europeos, cuatro en los Mundiales y tres récords mundiales— en los Premios AS del deporte. Antes, la doble subcampeona olímpica reflexionó sobre cómo prepara el asalto al oro en los Juegos de Río 2016 y sobre cómo se combaten los miedos en la soledad de la piscina.

Mireia Belmonte.(Foto: El País)

La Paz, 16 de diciembre (El País).- Mireia Belmonte (Badalona, 24 años) vio reconocido este lunes su magnífico 2014 —seis medallas en los Europeos, cuatro en los Mundiales y tres récords mundiales— en los Premios AS del deporte. Antes, la doble subcampeona olímpica reflexionó sobre cómo prepara el asalto al oro en los Juegos de Río 2016 y sobre cómo se combaten los miedos en la soledad de la piscina.

Pregunta. Es alérgica al cloro, lo que puede afectarle en la competición; a veces pierde la cuenta de cuántos largos lleva; y se enfrenta a la presión de nadar como favorita. ¿Cómo se controla eso?

Respuesta. Nunca sé cuándo me va a dar un ataque de ansiedad, un ataque de asma, o cuándo me voy a descontar. Es muy difícil controlar esos momentos. Lo trabajo con un entrenador mental. Hemos hecho un trabajo bueno: en esas situaciones he controlado y no me he desesperado.

P. Los tenistas van punto a punto, los futbolistas partido a...

R. Y yo metro a metro. A lo mejor ves la carrera por la tele y piensas:“Buf, Mireia en el primer 300 ya está muerta”. Y tengo que saber no perder la calma, esperar mi momento y, entonces, apretar.

P. Fred Vergnoux, su técnico, dice que es especialista en romper la zona de confort de sus pupilos. ¿Cuál era la suya?

R. Me sorprendió hacer cosas que no sabía que podía. Antes de Fred, solo había hecho un test de 5.000 metros lo más rápido posible. Ahora hago uno cada semana. Ni sabía que era capaz de hacerlo. Y cada semana mejoro. Otras cosas: levantar tanto peso en el gimnasio. Era inimaginable. Cuando lo hago, pienso: ‘Si soy capaz de hacer esto, ¿por qué no voy a ser capaz de hacer lo otro?’.

P. El trabajo en el gimnasio la ha transformado físicamente.

R. Tengo mucho más peso muscular y estoy mucho más definida. He bajado grasa. He bajado un poco peso.

P. ¿Y se mira en el espejo?

R. Soy bastante presumida... Me gusta mirarme en el espejo. En la sesión [del gimnasio] es importante por la técnica, para saber que lo haces bien. Y ya si eso, para lo otro ... también. ¡Pero más la técnica!

P. ¿En qué le ayuda esquiar?

R. Me da mucho miedo, porque me han dado dos clases en los últimos tres años. Me da mucho respeto, pero hay que coger otras habilidades, aunque no tengan que ver con la natación. Para mover tu cuerpo dentro del agua, tienes que saber moverlo perfectamente fuera, controlarlo. Dentro es más fácil, porque no hay gravedad, pero es interesante saber moverte en otros ámbitos que no solo sea el acuático.

P. Derribó esas barreras físicas. ¿Cuáles fueron las mentales?

R. Creerme que puedo ser la mejor. Muy importante. No rendirme en una prueba, por muy perdida que la vea. Luchar siempre hasta el último metro. Aunque a lo mejor haya quedado sexta, sacar las cosas positivas de cada competición.

P. ¿Desde cuándo cree que puede ser la mejor del mundo?

R. Desde que era pequeñita siempre he querido ser la mejor, desde que empecé a competir con seis años. Eso ya lo tenía dentro de mí. Después, pienso en todo lo que he hecho esta temporada, en los entrenamientos superduros que he hecho... y me pregunto: ‘Si he hecho todo esto, ¿por qué no voy a poder ser la mejor?’.

P. Por eso pelea con la húngara Hosszu y la estadounidense Ledecky.¿Qué les hace distintas?

R. Ambas son muy fuertes mentalmente. Hosszu, por ejemplo, se tira seis veces en una tarde a la piscina. Para hacer eso hay que estar un poco mal de la cabeza. Es muy fuerte mentalmente. Ledecky, igual. Técnicamente, son muy buenas, impresionantes. Son dones. Te son dados, y los aprovechas o no.

P. ¿Qué no querrían ellas que usted tuviera?

R. Mi cabezonería. Con Hosszu he mantenido un duelo muy bonito en la Copa del Mundo. Gana ella. Gano yo. No se sabe quién va a ganar... y es importante saber gestionarlo, no darme por vencida, saber siempre que puedo ganar. A veces es difícil. El trabajo de la mentalidad es muy importante.

P. ¿Cómo se salva la distancia de la plata olímpica al oro?

R. La distancia de la plata al oro es un mundo. Aunque la distancia fuera un segundo y medio, para conseguir el oro tienes que hacer casi el triple de lo que hiciste. Hay que sufrir y disfrutar del camino.

P. ¿Cuánto duele una medalla?

R. Los deportistas de alto nivel estamos acostumbrados a vivir con el dolor. Lo veo cuando me comparo con gente que no hace deporte. Puedo controlar el dolor, saber soportarlo. Una medalla de oro vale mucho. Hacemos muchos sacrificios, tenemos que tener mucha constancia, saber hacer todo lo que toca en el momento que toca, y saber renunciar a otras cosas que no te van a ayudar a la medalla.

P. ¿Es eso lo que tiene en común con Arantxa Sánchez Vicario, la única que por historial le puede discutir el título de mejor deportista española de siempre?

R. No solo nosotras, sino todo deportista de alto nivel, tenemos en común una clave muy básica: luchar cada día a muerte por un objetivo. Hacer todo por los Juegos. ¡Yo llevo desde septiembre hasta ahora con las mismas zapatillas! Es para que el cuerpo no note nada raro, para no tener una lesión extraña. En julio estoy con un pañuelo en la garganta para no enfriarme. Son pequeños detalles que al final hacen la diferencia. Tener esas cosas en la cabeza es lo que nos une.

P. Como decía Nina Zhivanevskaya, usted, por voluntad propia, ha decidido sufrir.

R. Es la única manera de llegar al objetivo. ¡Pero no todo es sufrimiento y dolor! Aunque sí es una gran parte de la preparación.

P. Su madre la llevó a conocer a Zhivanevskaya cuando era niña. ¿Qué siente ahora que las niñas van a conocerla a usted?

R. Es muy bonito: las niñas traen los dibujos, vienen con las uñas pintadas de rosa... es gratificante. Yo veía como lo más, como dioses, a mis referentes. Recuerdo la sensación, y me siento afortunada, porque no todo el mundo puede vivir eso. Yo tuve la suerte de tener a Nina, aprendí mucho de ella, porque convivimos mucho en 2008 en la selección. Fue una clase intensiva, mental, de marzo a agosto. Aprendí, por ejemplo, que a las 21.00 hay que ir a dormir, que da igual si te están llamando, si están poniendo no sé qué serie en la tele... a las 21.00 hay que dormir porque luego hay que levantarse a las 06.00. Aprendí mucha disciplina con Nina. Con 30 años, después de tener una niña, seguir entre las mejores del mundo... Te dice mucho de la persona y del hambre que tiene.

P. Pues usted ha batido tres récords mundiales en 10 días.

R. Últimamente, la gente, como ve los récords del mundo, y otro, y otro, y las medallas... pues cree que es muy fácil. Y no. Hay un trabajo detrás muy importante. Momentos duros, y momentos bonitos. Es una recompensa a eso. Entrenando, a veces las cosas no salen bien, hay días que no tengo fuerzas ni para levantarme de la cama. Pero hay que entrenarse. Hay que levantarse, como cualquiera que va a trabajar. Cuando acaba el día, aprendo de lo que he hecho bien, de lo que me he esforzado, y eso me permite sacar algo positivo de cada jornada.

 

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