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Arturo Yáñez Cortes
23/12/2020 - 09:10

Vacunas: el covax no es suficiente

Asombrosamente, en el tiempo récord de aproximadamente 9 meses, los científicos han desarrollado y logrado la aprobación de por lo menos dos vacunas de varias en curso e incluso, desde la anterior semana, Reino Unido EEUU y otros países, ya empezaron aplicarlas a sus afortunados ciudadanos: de no ser el desarrollo tecnológico actual en materia de ciencia y especialmente medicina, ese récord jamás se habría logrado.

Sostengo que en muchos aspectos de la vida, nuestra generación es sumamente privilegiada en comparación con nuestras precedentes. Pienso por ejemplo, en el fabuloso desarrollo tecnológico que nos permite acceder en segundos al conocimiento y la información mediante la maravilla del internet, las amplias facilidades de transporte y muchas otras, ampliamente favorables, incluso a las de pocas décadas atrás. Producto de esas destrezas humanas, hoy nuestro mundo es una aldea global.

Naturalmente siempre habrá luces y sombras, pero al final del día, no tengo duda que los aspectos favorables superan en mucho a sus opuestos. Producto de aquel vertiginoso desarrollo comunicacional traducido en la fabulosa posibilidad de transportarnos física y cómodamente de un extremo a otro del orbe en cuestión de horas, ha sido también la pandemia por el COVID19, a lo que habrá que sumar el sombrío tratamiento otorgado al brote por la tiranía china y el cuestionado rol de liderazgo de algunas otras potencias mundiales y especialmente de la OMS.

Pese a todo, confirmando más allá de toda duda razonable aquellos juicios, la humanidad dispone ya no sólo una vacuna sino de varias, incluyendo por lo menos dos aprobadas por los organismos de control sanitario y otras más en trámite. 

Consideremos que habiendo surgido el brote o mejor confirmado –pese al oscurantismo chino- el último día del año pasado; en enero de 2020 la ciencia identificó la causa y en marzo se calificó al COVID19 “oficialmente” como pandemia, teniendo confinada en algún momento de abril a más de la mitad de la humanidad, devastando la economía mundial y, lo que es peor, causando millones de víctimas mortales. Asombrosamente, en el tiempo récord de aproximadamente 9 meses, los científicos han desarrollado y logrado la aprobación de por lo menos dos vacunas de varias en curso e incluso, desde la anterior semana, Reino Unido EEUU y otros países, ya empezaron aplicarlas a sus afortunados ciudadanos: de no ser el desarrollo tecnológico actual en materia de ciencia y especialmente medicina, ese récord jamás se habría logrado. 

Actualmente, de las 6.800 millones de dosis ya disponibles (Universidad de Duke, dixit), casi la mitad -3.700 millones- han sido ya compradas por países ricos (aunque representan sólo el 14% de la población mundial)- al extremo que según People´s Vaccine, se estima que el resto – Bolivia, incluida-  estamos quedando peligrosamente relegados, por lo que hasta fines del próximo 2021, sólo 1 de cada 10 ciudadanos podría recibir la anhelada vacuna. Otros informes, señalan que hasta el 2022, una quinta parte de la población podría no tener acceso a la vacuna y que en América Latina (630 millones de ciudadanos) todo indica que el proceso será lento, desigual y lo que es peor, extremadamente politizado por sus gobiernos enfrascados en sus tradicionales mediocridades.

Así el estado del arte: ¿Cómo andamos por casa? En el marco de la transición del gobierno de Añez al actual de Arce con todos los cambios usuales que acarrea, me temo estamos confiándole todas nuestras posibilidades de disponer la vacuna, peligrosamente, sólo al COVAX Facility. Se trata de un mecanismo mundial que pretende facilitar el acceso equitativo a las vacunas, pero sólo podrá alcanzar según estimaciones recientes del 10 al 40% de la población. Oí a una autoridad del Ministerio de Salud que por ese mecanismo tendríamos ya aseguradas 3.5 millones de dosis, pero resulta que requerimos más de 11 millones, por lo que urge que en vez de estar distrayéndose en echarle la culpa de todas las calamidades presentes y futuras al, dicen, “gobierno de facto”, nuestro gobierno debe cumplir su elemental rol y, distinguiendo lo urgente de lo importante, concentrar ahora la mayor parte de sus esfuerzos para comprar las dosis necesarias de laboratorios confiables -huyendo de afinidades ideológicas, absurdas en la materia- pues no cabe caer en el temible circulo vicioso de la geopolítica de las vacunas, debiendo organizar también ya no más la cadena de frio y demás logística imprescindible. 

Tampoco cabe tener una visión ingenuamente estatista del asunto, debe dar lugar a un modelo mixto en el que también las farmacias privadas puedan vendernos las dosis a quienes tengamos la posibilidad de comprarlas, incluso podría añadirse un pequeño margen para subvencionar la compra para nuestros ciudadanos que no puedan darse ese lujo, con lo cual mulitiplicaríamos el acceso a las vacunas y evitaríamos otros males peores. Urge asumir políticas públicas inmediatas en la materia, pues: "El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras."  William SHAKESPEARE (no el primer vacunado en Inglaterra, sino el dramaturgo, escritor y poeta).
 

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