LA UNIFICACIÓN DE LOS SECTORES ELECTRICIDAD E HIDROCARBUROS DENTRO UN SOLO MINISTERIO, PUEDE SER UNA OPORTUNIDAD PARA ENCARAR LA REFORMA DEL SECTO ENERGÍA

No se conocen las razones técnicas de fondo, pero todo indica que, en esta gestión gubernamental, la conducción del sector energético en el país estará centralizada bajo un solo Ministerio a la cabeza de Franklin Molina como titular del Ministerio de Hidrocarburos y Energias. 
No es la primera vez que ambos rubros dedicados a la energía trabajan bajo una misma dirección, de hecho a lo largo de la historia reciente fueron recurrentes los cambios de modalidad en la administración del sector energético, unas veces unificado y otras con cabezas de sector individuales, una para hidrocarburos y otra para electricidad.
Existen varias posiciones que señalan que la Planificación energética es más eficaz si se la realiza en forma conjunta tanto para la electricidad como para Gas natural,  sobre todo en sistemas donde éste último es el principal insumo para la generación eléctrica, como ocurre en nuestro país. En estos casos, los gasoductos son sustitutos perfectos de las redes de transmisión, ya que teniendo un gasoducto en un punto, se puede sustituir la inversión en transmisión de electricidad por inversión en generación local, con la ventaja que el Gas natural puede ser utilizado como energético primario, de menor costo, en otros usos aparte de la generación de electricidad.
Por otro lado otra corriente sostiene que deben ser tratados como sectores separados, para mejorar la eficiencia, debido a que ambos corresponden a especialidades muy precisas, de lo contario se corre el riesgo de que los costos de las ineficiencia de un sector acaben siendo asumidas por el otro; algo similar a lo que  ocurre con el subsidio a Fuel Oil para la generación de electricidad en el Sistema Interconectado Nacional (SIN). 
De las señales políticas que se pueden leer sobre las designaciones, la Planificación sectorial de la energía será conjunta para Gas natural y electricidad. Como vimos este aspecto no es malo ni bueno persé, siempre que se tenga claridad sobre el objetivo de la planificación y lo que se desea lograr con ella.  
Entre los temas urgentes en ambos sectores vinculados a la energía en el país está la adecuación normativa. En el caso del sector hidrocarburos, como es de conocimiento general, el problema principal está en torno a generar incentivos y garantías para motivar la actividad de exploración, ya sea a través de las empresas privadas transnacionales o por medio de YPFB, esto debido a que existe un déficit de Reservas de Gas natural y las actividades exploratorias no fueron positivas desde el 2004. Las empresas privadas declaran que no tienen incentivos suficientes para hacer exploración, toda vez que el régimen fiscal establecido en la Ley de Hidrocarburos vigente, pese a que refleja el espíritu de la Constitución Política del Estado es perverso  en el sentido que promueve la sobre-explotación de los campos y desincentiva la exploración. Es decir que en este caso es necesaria una re-interpretación de la CPE y en algún sentido un retorno al modelo de incentivos que existían antes de la Ley 358 para fomentar la exploración en hidrocarburos. 
Por su parte, en el sector eléctrico,  son evidentes las restricciones normativas para la operación comercial de las unidades generadoras de energía no convencional, así como para el uso de sistemas como el de Generación Distribuida y medición inteligente, debido a que el sistema de precios vigente está diseñado para un modelo de mercado diferente al establecido en el espíritu de la nueva Constitución Política del Estado. Por lo tanto urge adecuar la normativa del sector eléctrico con arreglo a la CPE de 2009, vigente.
Son dos rutas claramente diferentes las que deben movilizar los ajustes en ambos sectores. Mientras en hidrocarburos es importante abrir el régimen fiscal hacia un modelo de incentivos, en electricidad lo que se necesita es migrar del modelo de incentivos de la Ley de Electricidad hacia uno un modelo de planificación centralizada. Por lo que si ese es rumbo de la reforma de estos sectores, probablemente la unificación de la cartera de Estado no fue la mejor idea. Pero, si vemos el momento actual como el propicio para repensar los modelos de ambos rubros del sector energía y unificar las políticas en el marco de la Constitución Política del Estado, pero orientados a la consecución de objetivos concretos, que reporten beneficios tangibles  para el país, como ingresos por exportación, acceso universal, calidad de los servicios, respeto a los derechos de los consumidores, eficiencia en el uso de recursos y protección al medio ambiente, la conducción de ambos sectores bajo una cabeza de sector única puede ser la oportunidad esperada por todos para dinamizar este  sector y dotar de más energía al país.