¿Purga o circulación?
Existen dos vías al menos conocidas que llevan adelante las organizaciones políticas en contextos como este. La primera, conocida como las purgas, la segunda vía, más compleja que la primera, se la puede denominar como de circulación de élites políticas.
El estado en el que se encuentra el MAS ahora mismo es el tema central que nos ocupa por tres señales: el retorno de Evo Morales, la conformación de la burocracia estatal expresada en ministros y viceministros, y la conformación de las listas de candidaturas para las próximas elecciones subnacionales.
Existen dos vías al menos conocidas que llevan adelante las organizaciones políticas en contextos como este. La primera, conocida como las purgas que tienen un objetivo más cruel y de imposición del miedo al interior del partido, esta práctica consiste en acallar la disidencia interna por la pelea del poder, entonces el líder del partido decide destruir las disidencias inventando bloques duros y radicales que atentan contra él y el partido. Para este cometido incluso se suele crear dentro del partido una suerte de comité de regulación interna que se encarga de ejercer las labores coercitivas. Es decir, sobre todo para controlar la idea de que puedan aparecer liderazgos opuestos al jefe de turno que podrían empujar por un cambio interno.
La segunda vía, más compleja que la primera, porque demanda una serie de movimientos acordes al contexto del partido y a la esencia misma de este. A este proceso se lo puede denominar como de circulación de élites políticas, un punto de partida importante al respecto es saber que no se trata de que sale el grupo A y entra el grupo B, los procesos políticos y sociales jamás se presentan con tanto purismo; lo que existe es algo largamente conocido como que los viejos elementos se mezclan con los nuevos.
Ese proceso de mezcla de elementos tiene algunos rasgos que se pueden evidenciar en lo que le está pasando al MAS en este último tiempo. A juzgar por las listas de diputados y senadores electos en este partido, se evidencia una clara tendencia a ubicarse en su base más orgánica con representantes que en casi todos los casos provienen de ser dirigentes en organizaciones sociales.
En las nóminas de ministros y viceministros resaltan tres aspectos: profesionales que los denomino como sujetos plurinacionales: personas con una raíz identitaria cultural fuerte, y con un alto nivel de formación profesional. Luego, están presentes dirigentes de organizaciones sociales que en mayor medida pertenecen geográficamente al altiplano boliviano. Finalmente, algunas viejas fichas conocidas porque ocuparon puestos en la gestión pública en tiempos de evismo.
Con esos matices llega el MAS a celebrar su pasado congreso de partido y al debate sobre las candidaturas para las elecciones subnacionales, es decir, enfrentando un proceso de competencia interna como antes no se había visto, a pesar de la ilusión que se generó en cierta opinión pública respecto a un “monopolio del evismo”, lo que existe es una disputa entre lo viejo y lo nuevo.
Es el resultado de esa disputa el que debemos mirar con atención porque seguramente terminará por darnos la coordenada más clara de la forma en la que el MAS encarará este proceso de transición política que llevamos viviendo y la construcción de la propuesta del nuevo ciclo que vendrá después del 2025. Porque además, si algo nos está demostrando este siglo es que es el momento de la construcción de las cosas de abajo hacia arriba, y el que quiera imponerse desde arriba terminará siendo barrido, por eso vale más hoy un Evo matizado al interior de su partido que un Evo que impone.