Carta de la ciudadanía boliviana, al niñito Jesus
Niñito amado, aprovechando que tu nacimiento nos trae muchísimas esperanzas, l@s ciudadan@ bolivian@s te rogamos consideres traernos estos regalitos:
Paz, amor y felicidad, de forma que vivamos en un verdadero estado sujeto al imperio del Derecho, en el que nadie, absolutamente nadie, se ponga por encima de la Constitución (incluyendo aquella que hizo aprobar en un cuartel en medio de una masacre) o de sus propias leyes (aquellas que ordenó a sus asambleístas levanten su mano, para sancionarlas).
Ayúdanos a construir una genuina democracia que no sea otra estrategia envolvente no más, de forma que todos, absolutamente todos, sin importar como seamos, como pensemos o donde vivamos, tengamos igualdad de oportunidades entre nosotros y, por supuesto ante quienes –circunstancialmente- administran el estado. Que éste sirva para darnos mejores condiciones de vida a todos y no sólo las cúpulas de quienes lo tienen capturado para sus delirios personales.
Seamos tratados por tanto igualitariamente, sin importar si somos de la izquierda o de la derecha (si aún existen aquellas categorías de la antigua guerra fría); (neo) liberales o pluris; cambas, collas o chapacos; citadinos o campesinos.
Líbranos de que las personas sean castigadas, perseguidas o discriminadas por lo que piensan, sienten, dicen o escriben; que nos respetemos pensemos como pensemos; incluyendo aquellos que sólo cacarean las órdenes de su jefazo o, quienes usando nuestro natural discernimiento, las cuestionamos.
Regálanos una justicia de a de veras. No aquella que se ha prostituido ante el partido confeccionándole a su medida un ridículo “derecho humano” para afianzar su dictadura y no rendir cuentas de sus crímenes. Tampoco esa tuerta que persigue a quienes ordena el jefazo y encubre a sus conmilitantes (salvo algunos fusibles destinados a inmolarse). Menos aquella en la que aparecen milagrosamente de altos cargos quienes pierden por goleada las elecciones, cuyo único mérito es legalizar las arbitrariedades del régimen, lavar diligencias y ayudar a meterle no más. No permitas que sigan disfrazados de jueces, aquellos militantes azules que son los judas de la justicia: juristas del horror.
No dejes que los policías llamados a proteger a la ciudadanía sean del partido que sean o piensen como piensen, siga convertida en una guardia pretoriana al servicio de su jefazo, haciendo gala de su prepotencia, ignorancia y servilismo. Permite que se acuerden de aquello que sonaba tan nice: por el bien de todos contra el mal de pocos, en vez de por el bien del partido y contra el mal del resto.
Logra que nuestras FFAA otorguen seguridad a todos los ciudadanos cuidando nuestras fronteras y no se dediquen sólo a atarle los watos a su jefazo, vivando incluso a quien intentó liquidarlos, cacareando sus sangrientas consignas.
No permitas que nuestros “diplomáticos” que –juran- representarnos, continúen haciendo papelones internacionales en todo foro mundial o regional que asisten, apoyando a una calaña de hampones impresentables, integrando el tristemente célebre club de los dictadorzuelos. Que a nadie se le ocurra caer en el cinismo de decir que los resultados del referéndum no son vinculantes o que hay seres humanos sin derechos fundamentales en foros de DDHH, ni en ninguna otra palestra.
Líbranos de la banda de los 4, recientemente reloaded por los 7 serviles, militantes disfrazados de jueces electorales. Que hagan de árbitros electorales y no de carniceros de la voluntad popular, Señor.
En fin, haz el milagro que los bolivianos no vendamos nuestra conciencia por las migajas del banquete del poder y aprendamos a respetar (nos) y respetar los derechos de nuestros hermanos. Que ningún phajpaku les haga creer que es salvador. AMEN, NO MAS.