Mesa asegura que el ‘proceso de cambio’ vive un “agotamiento definitivo”
"En término comparativos el 10 de octubre de 1982 (día en que Bolivia recuperó la democracia tras una larga época dictatorial) es una fecha mucho más importante (que el 22 de enero del 2006)", añade Carlos Mesa.
El expresidente del Estado y actual vocero de la demanda marítima, Carlos Mesa, señaló hoy que el ‘proceso de cambio’ impulsado por el actual Gobierno como parte de su ‘revolución democrática y cultural’ vive una etapa de “agotamiento definitivo”.
“Estamos en medio del Gobierno que pretende que el 2006 llegó una ‘revolución democrática y cultural’ y que usa el apelativo de ‘proceso de cambio’ que ha logrado imponer a quienes lo apoyan y a quienes se le oponen. No tenemos perspectiva para su valoración histórica, pero sí claridad para apreciar su agotamiento definitivo, independientemente de su capacidad política de prolongarse ilegalmente en el poder”, señaló Mesa en un escrito en su blog personal.
En un escrito referido al 6 de agosto, Mesa asegura también que el país ha vivido fechas más importantes que el 22 de enero del 2006, día en el que el presidente Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia.
“Hoy podemos decir con certeza que, siendo un momento muy importante, el 22 de enero de 2006 y su expresión teórica, la Constitución de 2009, no son ni mucho menos el año cero de un nuevo país. El denominativo de Estado Plurinacional representa una visión, sin duda, pero no abandona las premisas republicanas y democráticas incluidas en el texto que define la naturaleza de nuestra nación”, señala el expresidente.
Y añade que: “en término comparativos el 10 de octubre de 1982 (día en que Bolivia recuperó la democracia tras una larga época dictatorial) es una fecha mucho más importante (que el 22 de enero del 2006), y lo es por una sencilla razón, porque fue entonces cuando, por fin, los ideales de los próceres de la independencia hicieron carne en el conjunto de la sociedad”.
Y concluye que el festejo del 6 de agosto representa una identidad “que debe entenderse como la de un patriotismo republicano y no la de un nacionalismo radical, anacrónico y nefasto en el contexto de una visión humanista y universal”.