Las cerezas combaten el ácido úrico
Este alimento fue tenido en alta estima por los médicos de la antigua grecia por sus propiedades limpiadoras.
Consumir este fruto perteneciente a la familia de los melocotones puede resultar de gran beneficio para la salud de las personas, especialmente las que están afectadas por artritis. A través de tratamientos específicos puede resultar un importante antioxidante y ser utilizada para retrasar el envejecimiento.
Es considerada una buena fuente de vitamina C, lo que la convierte ya de por sí en un excelente antioxidante. Las cerezas negras contienen más hierro, magnesio y potasio que las otras variedades más claras, pero todas son una buena fuente de silicio y de provitamina A. El consumo diario de cerezas ayuda a reducir los niveles de ácido úrico en sangre, lo que puede evitar la gota.
Con una pulpa sabrosa, jugosa y refrescante, la cereza, tuvo su origen en Asia Menor y es la pariente menor de una familia de sabrosas frutas de carozo grande y pulpa carnosa, como el melocotón, el albaricoque y la ciruela.
Las cerezas y el ácido úrico
Como muchas otras frutas, la cereza también contiene importantes propiedades curativas. Entre ellas su efecto analgésico es el más notable. Los pacientes que más pueden beneficiarse de las cerezas son los que sufren exceso de ácido úrico, que inflama y deforma las articulaciones. Este tipo de artritis afecta principalmente a personas mayores, cuyos hígados generan demasiado ácido úrico y no son capaces de eliminar.
La dosis que resulta eficaz quedó registrada en un estudio de 1950: comer entre 15 y 25 cerezas diarias o beber su jugo reduce los niveles de ácido úrico en la sangrey previene eficazmente los ataques. Desde entonces se han publicado muchos estudios que ratifican la eficacia del tratamiento.
La fibra y el potasio -210 mg por cada 100 g- de las cerezas favorecen la circulación intestinal y la eliminación de líquidos, lo que asegura el drenaje del sistema urinario y digestivo. Por la misma razón previenen la formación de cálculos renales y biliares.
La capacidad depurativa de las cerezas justifica que se utilicen para efectuar curas desintoxicantes.