Cuando el profesor Marcelo Bielsa llegó a la ciudad de Santiago el año 2006, el presidente de la FFC (la FBF de Chile) le ofreció, como parte de su contrato, un lujoso apartamento tipo penthouse en la exclusiva Comuna de las Condes. Bielsa agradeció al gesto, y a pesar de que ya era la medianoche, pidió a Mayne-Nicholls que lo lleve a las canchas de fútbol de Pinto Durán en la populosa y humilde comuna santiaguina del mismo nombre. Bielsa revisó las canchas y al finalizar el tour pidió ver la pequeña casita del cuidante. Al final intrigado Nicholls le preguntó por qué así todo ello. Bielsa, fiel a su costumbre, le respondió respetuosamente y le pidió que por favor construyera una vivienda de similares características y que la equipara como la del cuidante con teles y DVDs para estudiar a los rivales.

Desde esa casita, el profesor efectuó uno de los ejercicios de reconstrucción más exitosos de la historia de fútbol. Rompiendo los viejos esquemas convocó a la Roja a jóvenes menores de 20 años como el prometedor arquero Claudio Bravo, el defensor Medel, el mediocampista de Colo Colo Matías Fernández y a Arturo Vidal. Marginó a Pinilla el entonces ídolo chileno y puso fin a décadas de indisciplina e incidentes internacionales vergonzosos de esta selección. La prensa de Chile desde El Mercurio hasta La Cuarta lo criticó e intentó defenestrarlo hasta el cansancio. Bielsa llevó a ese equipo a Sudáfrica 2010 con una vibrante clasificación y llegaron a octavos. La historia no acabó con la salida de Bielsa.

El miércoles por la tarde, ochos años después de su llegada a Pinto Durán, un sucesor de Marcelo Bielsa, dirigió a Chile, jugando con uniforme alterno en el Estadio do Maracaná. No menos de 30,000 hinchas chilenos llevaron la famosa “marea roja” a Rio, confirmando que tienen ahora una de las mejores hinchadas del planeta. Muy pocos hinchas españoles se congregaron, tal vez con problemas financieros luego de haber pagado hasta 4,000 euro (37,000 bolivianos) por una entrada al Estadio da Luz en Lisboa hace apenas tres semanas.

Chile liquidó el partido rápidamente, mostrando algo que ya anunciamos en las entregas anteriores: el fin del “Tiki taka”. Este estilo de juego triangular y centralizado funciona cuando se tiene dos aleros y una punta suficientemente rápidos para abrir la cancha o recibir las diagonales. Cosa que ya no tiene el veterano y cansado equipo de Vicente del Bosque. Por su parte los chilenos tuvieron un fútbol vistoso, muy aguerrido y fortaleza en todas sus líneas desde el meta Claudio Bravo (de excelente actuación), Medel y Arturo Vidal. Justamente los muchachos por los que Bielsa se había jugado ochos años antes. El equipo transandino demostró no sólo uno de los mejores niveles de esta copa, si no es quizás el mejor de toda la historia del fútbol chileno. Esperamos ver más de Chile.

“¡¡E-li-mi-na-dos!!”, vociferaban los hinchas chilenos mientras se despedía de Brasil el excampeón del mundo, presenciando el final de la generación dorada del fútbol español desde Iker hasta el Niño Torres. Parece ser una característica de este templo sagrado del fútbol mundial, donde caen los grandes desde 1950 dando paso a nuevos ídolos.

Mientras tanto Bielsa, luego de haber llevado estos años al Athletic de Bilbao a una final europea, mira en este verano la cancha de entrenamiento del Olympique de Marsella y pide de nuevo que le construyan un espacio al lado de la casa del cuidador francés con un pantalla HD e internet de alta velocidad para estudiar a los rivales.