Macri es el presidente de Argentina
El tandilense de 56 años, Mauricio Macri ganó con el 53,46% la presidencia de Argentina en el balotaje de este domingo disputado contra el peronista Daniel Scioli. Es la primera vez que su partido, el Pro (Propuesta Republicana), junto a diversas fuerzas montadas sobre el poder territorial de la UCR, logra la primera magistratura nacional, otorgándole a sectores que se suman a la vida política desde la actividad empresaria la chance de gestionar el Estado nacional y de fijar una agenda propia para el país.
Mendoza, 22 de noviembre (MDZ).- El tandilense de 56 años, Mauricio Macri ganó con el 53,46% la presidencia de Argentina en el balotaje de este domingo disputado contra el peronista Daniel Scioli. Es la primera vez que su partido, el Pro (Propuesta Republicana), junto a diversas fuerzas montadas sobre el poder territorial de la UCR, logra la primera magistratura nacional, otorgándole a sectores que se suman a la vida política desde la actividad empresaria la chance de gestionar el Estado nacional y de fijar una agenda propia para el país.
Luego de la grave crisis del 2.000, Mauricio Macri, presidente del Boca más exitoso de la historia, decidía participar en política. Nadie de la política tradicional, y la inmensa mayoría de analistas políticos y el periodismo especializado imaginaron lo que iba a suceder al cabo de 12 años.
Macri es el nuevo presidente de los argentinos y de su partido surgieron los encargados de gobernar los dos conglomerados urbanos más importantes del país, CABA y la inmensa provincia de Buenos Aires, donde una joven mujer, decidida y sorprendente, derrotó al monstruo de mil cabezas oficialista.
Muchas veces denostado, ridiculizado, despreciado intelectualmente y en los finales demonizado, llegando a igualarlo con Hitler, Macri con inteligencia, perseverancia y espíritu republicano, consolidó su liderazgo y construyó a partir de una gestión eficiente y paciencia y vocación de poder, la alianza Cambiemos que lo convirtió en presidente de la Argentina.
Es a partir de ahora que comienza su tarea titánica.
Al no ser hijo de los años 70 y de la locura represiva que los precedieron, Macri no llega marcado para comenzar con lo básico: normalizar las relaciones entre el poder y los ciudadanos, devolver el espíritu republicano y lógico a la política y empezar con naturalidad a cerrar la grieta entre compatriotas.