Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, llamó el 27 de enero al entonces jefe del FBI, James Comey, para invitarlo a cenar a la Casa Blanca. El funcionario pensó que iba a ser una velada protocolar con otras personas, pero cuando llegó se dio cuenta de que eran solo ellos dos, sentados en una pequeña mesa en el centro del Salón Verde de la mansión de la avenida Pennsylvania.

Comey cuenta que durante esa reunión, el presidente le preguntó si quería seguir a cargo del buró de investigaciones. rump le dijo que mucha gente quería ese cargo y que él entendería si quería renunciar. Se notaba que el jefe de la Casa Blanca quería mostrar su autoridad en una conversación que Comey definió como “incómoda”. Fue en ese momento cuando Trump le dijo: “Necesito lealtad, espero lealtad”.

Así describió Comey su polémico encuentro con el presidente en un escrito de siete folios enviado al Comité de Inteligencia del Senado, donde debe declarar este jueves por la mañana en una esperada sesión, y que fue difundido el miércoles. El funcionario, que resultó despedido poco después, repasa los tres encuentros y seis llamadas que mantuvo con el mandatario. Comey tomó nota de todo y consignó la presión del presidente para que frenara su investigación sobre el “Rusiagate”, la supuesta injerencia de Moscú en la campaña presidencial del año pasado en contra de Hillary Clinton. También escribió que en otro encuentro le había pedido que dejara de investigar a Michael Flynn, su ex asesor de Seguridad Nacional, por sus vínculos con Moscú.