Rousseff enfrenta el interrogatorio ante el Senado
Comenzó su alegato comparando el impeachment con un golpe de Estado que pretende destituir a "una presidenta elegida por 54 millones y medio de votos".
La mañana de este lunes, comenzó la sesión de defensa en el Senado brasileño, en el jucico que enfrenta la presidenta Dilma Rousseff; al inició se dirigió al pleno para denunciar un golpe de Estado, luego comenzó el interrogatorio.
47 senadores dispondrán de cinco minutos cada uno para realizar sus alegatos y preguntas a Rousseff, quien puede decidir si responderá o no a las interrogantes.
Esta es la fase final del "impeachment", se prevé que entre el martes y el miércoles se conozca la decisión final que determine la ratificación o el alejamiento de Rousseff del cargo de presidenta de Brasil.
Rousseff llegó acompañada por el ex presidente Lula, senadores aliados, el músico Chico Buarque y 18 de sus exministros. Además fue recibida por decenas de simpatizantes en el edificio del Congreso.
Se dirigió al Senado y comenzó su alegato comparando el impeachment con un golpe de Estado. "Ahora la ruptura democrática se da a través de la violencia moral y con apariencia legal del impeachment", aseguró Rousseff y completó que se trata de la destitución de "una presidenta elegida por 54 millones y medio de votos".
Pidió a los senadores que piensen su decisión porque "Acabarán pagando ante la sociedad aquellos que no tienen compromiso con la ética, todos saben que no me enriquecí al ejercer cargos públicos, no tengo cuentas en el exterior".
La presidenta responsabilizó a las "élites ultraconservadoras y autoritarias” que respaldaron la inestabilidad política de su gobierno.
La acusación que enfrenta Rousseff se refieren a tres decretos que modificaron los presupuestos sin autorización del Congreso y al atraso en depósitos a la banca pública, lo que, según la acusación, equivale a la concesión de créditos al Gobierno, algo que está prohibido por la Constitución brasileña.
La defensa de Rousseff niega cualquier irregularidad y argumenta que todos los presidentes de la era democrática hicieron maniobras similares.