Una mujer fue despedida por pedir vacación tras 32 años de trabajo
Al principio, su condición física le permitía cumplir con todas las labores mencionadas y otras más, pues apenas tenía 25 años de edad cuando empezó a trabajar. Sin embargo, el peso de los años, sumado a los abusos de sus patrones, la indispuso recién a sus 57 años.
La Paz, 31 de marzo (Opinión).- Durante 32 años continuos lavó, planchó, cocinó, bañó a su patrona cuando ésta envejeció, le dio de comer, la cuidó, en fin. Rosalía V. era tan entregada al primer empleo que consiguió que, cuando era necesario, atendía a sus patrones hasta las tres de la mañana, incluso los fines de semana y feriados, pues trabajaba cama adentro.
Al principio, su condición física le permitía cumplir con todas las labores mencionadas y otras más, pues apenas tenía 25 años de edad cuando empezó a trabajar. Sin embargo, el peso de los años, sumado a los abusos de sus patrones, la indispuso recién a sus 57 años.
Así que optó por solicitar su primera vacación en 32 años de servicio. Tras mucha insistencia, sus patrones accedieron, pero cuando apenas transcurrieron unos días de su vacación la llamaron para decirle “ya no vas a volver. Recoge tus cosas”.
“¿De qué voy a vivir? Toda mi vida he pasado ahí”, les dijo doña Rosalía, pero no se apiadaron de ella. A pesar de su avanzada edad, Rosalía aún está en busca de un nuevo empleo como trabajadora del hogar.
A la fecha, solo pudo conseguir uno de medio tiempo y tres veces a la semana, pero eso es poco. “No sé qué hacer en las tardes ¿Uno se acostumbra a trabajar no?”, señala.
Pero, ¿Por qué estuvo al servicio de unos patrones que la trataban tan mal durante tanto tiempo?
Rosalía dice que aguantó todos los abusos de sus patrones por su hijo. Cuenta que le dejaron trabajar cama adentro, pese a que era madre.
Con la finalidad de que su hijo sea mejor que ella, Rosalía gastaba gran parte del sueldo que sus patrones le pagaban, en las mensualidades del colegio particular donde estudiaba su pequeño.
Pero hasta eso le cuestionaban. “¿Cómo lo va a meter a un colegio pagante?”, le decían. Rosalía se callaba, a tiempo de preguntarse a sí misma “¿Acaso el hijo de EMPLEADA no puede entrar a una unidad educativa privada?”.
Además pagar mensualidades, con su sueldo Rosalía también cubrió una operación de vesícula que le hicieron y los tratamientos de las dos embolias que le dio. Jamás tuvo un seguro.
En el marco del Día Nacional de Trabajador y Trabajadora del Hogar, Rosalía dice que inició un proceso a sus patrones, en él solicita que, por lo menos, le reconozcan sus años de antigüedad y los gastos médicos que tuvo durante su permanencia en esa casa.
Al igual que Rosalía, en Cochabamba hay al menos 250 trabajadoras del hogar que se afilian anualmente al sindicato, informó la secretaria de relaciones públicas, Gregoria Gabriel.
A estas alturas, según informa Gabriel, más de la mitad de las afiliadas trabaja con sueldos inferiores al salario mínimo nacional.
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