La Fundación Acción Semilla realizó una mirada regional a la hoja de coca: ¿cómo industrializar la hoja sagrada?
Con el objetivo de generar una mirada regional a la hoja de coca, la Fundación Acción Semilla reunió a expertos y académicos del tema coca.
¿Cómo tener una mirada integral de la histórica problemática que atraviesan los tres países productores de coca en Sudamérica?, ¿cómo lograr una verdadera industrialización de la hoja sagrada?, ¿cuál es el camino para superar y afrontar el conflicto entre el derecho penal y el derecho socio- económico en la problemática de la hoja de coca?, ¿cómo lograr la dicotomía entre la coca y la cocaína?, entre muchas otras, fueron algunas de las preguntas palnteadas en el debate que organizó la Fundación Acción Semilla, en cooperación con la Fundación Friedrich Ebert, la pasada semana.
Con el objetivo de generar una mirada regional a la hoja de coca, la Fundación Acción Semilla reunió a expertos, académicos y curiosos del tema en un almuerzo trabajo que se desarrolló en instalaciones de la Fundación Friedrich Ebert.
En ese sentido, una de las reflexiones más importantes que surgieron tanto de las exposiciones cómo del intercambio de opiniones que se generó, fue que tanto Bolivia como Perú y Colombia tienen difíciles retos por delante para aprovechar los verdaderos beneficios y potencialidades de la hoja de coca y, claro, reducir la producción de cocaína.
Uno de los más importantes es el de la industrialización. La hoja sagrada tiene muchas más potencialidades que las que se han llegado a conocer, y es un reto de estos tres países el poder aprovecharlas. Para ello, se propuso que los tres países mencionados traten de aunar esfuerzos para formar una especie de monopolio de la exportación y aprovechamiento de la hoja sagrada.
Otro de los desafíos que se plantearon en el encuentro fue la necesidad de superar la eterna rivalidad entre el derecho penal y el derecho socio- económico que se tiene con los productores de coca.
En esa línea, se criticó que los Gobiernos tengan como una meta el erradicar los cultivos de coca – como una medida para evitar el narcotráfico- cuando en realidad el problema es mucho más profundo, ya que, primero, se debe realizar políticas para sacar a la población de la extrema pobreza que, en muchos casos, obliga a cultivar la coca para otros fines.
“Se mide las hectáreas de producción sin medir la pobreza de esas zonas”, criticó, Diego García, uno de los expertos invitados que dio una charla, vía Skype, desde Colombia.
Así también, se señaló que la regulación a la cocaína debe empezar por los países que la consumen y no voltear la mirada únicamente a los países que la producen, resaltó Patricia Chulver, directora de Acción Semilla.
Por eso, quizás, el principal reto de Bolivia, Perú y Colombia – los tres países que producen la hoja de coca en Sudamérica- es el de generar una relación que les permita exportar e industrializar la hoja sagrada y, así también, demostrar que tiene muchas más potencialidades que sólo el de ser el producto base para la cocaína.