La Paz, 14 de diciembre (Oxígeno).- Es uno de los mejores investigadores de la Policía. Egresado hace 31 años de la Anapol, ha participado o fue factor decisivo en la resolución de sonados casos, como el rescate de los tejidos de Poroma, el desbaratamiento de la primera banda de cogoteros, la investigación que llevó a la destitución del alcalde paceño Germán Monrroy o, en el año que se va, el hallazgo de la pista que dio con el empresario peruano Martín Belaunde, uno de las más sonadas indagaciones del 2015.

Sin embargo, Juan Baldivieso Flores es un policía atípico. Poco común. Bien relacionado con la tropa, el coronel Baldiviezo no es de los jefes duros y opta por el trabajo en equipo. Y hasta tiene un muro en Facebook. “La perseverancia, la paciencia, la actitud y la aptitud, son las claves para la investigación”, sostiene el actual Director Nacional de Interpol Bolivia.

El 24 de noviembre de 1984, el presidente Hernán Siles Zuazo le entregó el sable de subteniente de manos. Eran tiempos difíciles y el restaurador de la democracia boliviana dio la orden presidencial de preservar la estabilidad política, sin afectar la paz y con la mente en las causas sociales.

Ya con el grado de subteniente trabajó con el entonces fiscal de Distrito de La Paz, Javier Dips Zogby, con quien resolvió casos relacionados con el tráfico de armas, el robo de los tejidos de Poroma o el de tráfico de pasaportes a Portugal, y que involucró a autoridades.

Cuando está en el umbral de su carrera, Baldiviezo pide destacar a los jefes que marcaron su perfil. En la primera etapa recuerda al coronel Gonzalo Butrón, “un jefe muy operativo”. Y tiene un aprecio particular por el coronel Javier Gómez Bustillos, “un director técnico que me dio el objetivo de luchar contra la delincuencia, sin mirar a quién”.

Dirigido por el “Pronto Gómez”, como jefe de Operaciones de la entonces Policía Técnica Judicial dio con una banda de cogoteros, con el caso de “La Pollada”, que se resume en la alianza de delincuentes comunes con otros de cuello blanco, para el tráfico de obras de arte.

No olvida el esclarecimiento del caso Prosegur, ese asalto cometido a un carro de remesas bajo la dirección del entonces coronel Blas Valencia. Allí, con Gómez Bustillos se enfrentaron a la superioridad. “Había cobertura en el caso y decidimos llevar adelante la investigación a pesar de las órdenes”, dice. Hoy Valencia y el general Wálter Osinaga están en la cárcel.

A principios del 2014 fue designado director de Tránsito de La Paz y en pocos meses cambió la indumentaria de los efectivos, para reducir los casos de quemadura en la piel o varices. Introdujo el sombrero de ala ancha y los zapatos planos en lugar de las botas.

Cuando se le consulta cuál es el caso que recuerda, Baldivieso relata el caso que enfrentó en el grado de mayor. “Era parte de Radiopatrulla y recibimos el reporte de incendio. Fuimos al lugar y dentro de la casa había un muchacho, el teniente Saavedra y yo entramos a la casa. Abrimos las ventanas, arrojamos los muebles hacia afuera para atenuar el fuego. Salvamos la vida del jovencito, pero su madre nos acusó de dañar sus muebles”, dice.

Impulsor y ejecutor de la Policía Comunitaria en La Paz, Baldiviezo fue enviado al Beni, no precisamente un puesto anhelado por los jefes. Y allí, como comandante departamental, fue decisivo para la captura de Belaunde, una piedra en el zapato para el gobierno de Ollanta Humala. Actualmente, el coronel Baldivieso se desempeña como Director Nacional de Interpol-Bolivia.