Redacción Oxígeno
05/11/2015 - 10:10

¿Por inducción, gas o electricidad? Buscando la cocina perfecta

A veces pareciera que los cocineros profesionales se deciden por una u otra cocina como si se tratara de un acto de fe. Algunos dicen que no hay nada tan maravilloso como cocinar a gas y otros sostienen que esa, por razones de seguridad, es la peor opción. Lo cierto es que el rubro vive cierto movimiento: en muchas partes ya no se venden cocinas de hierro fundido y el pulso de la nueva tendencia está, sin lugar a dudas, en la inducción. ¿Qué método es el adecuado para cada uno?

05 de noviembre (DPA).- A veces pareciera que los cocineros profesionales se deciden por una u otra cocina como si se tratara de un acto de fe. Algunos dicen que no hay nada tan maravilloso como cocinar a gas y otros sostienen que esa, por razones de seguridad, es la peor opción. Lo cierto es que el rubro vive cierto movimiento: en muchas partes ya no se venden cocinas de hierro fundido y el pulso de la nueva tendencia está, sin lugar a dudas, en la inducción. ¿Qué método es el adecuado para cada uno?

- Cocinas a gas: Todo depende de las latitudes. En países de América Latina, por ejemplo, las cocinas a gas son sumamente comunes y se encuentran en millones de hogares. En cambio, en algunos países de Europa como Alemania, son pocas las familias y viviendas que cocinan a gas. Es un método más bien utilizado por grupos minoritarios, pese a que en muchos países el gas sigue siendo más económico que la electricidad.

La gran ventaja del gas es que el calor se produce directamente debajo de la olla y eso permite regular la temperatura de un momento a otro, sin transición.

Además, cuanto mayor es la temperatura que se necesita, mayor es la llama y mayor también la superficie de la olla cubierta por el calor.

A diferencia de otros métodos, en la cocina a gas ni bien uno apaga el fuego, la hornalla deja de emitir calor. Sin embargo, para hacer tareas delicadas como derretir manteca o chocolate, es decir, sustancias que requieren muy bajas temperaturas, hay que tener muy claro cómo manejar el fuego.

- Cocinas de vitrocerámica: Las cocinas eléctricas modernas suelen tener una instalación superior de vitrocerámica que es muy resistente. Cuando uno no la está utilizando para cocinar, también puede tomar la superficie como tabla de trabajo.

Al preparar comidas con la cocina eléctrica, lo que toma temperatura son unas bobinas que le transmiten el calor a la vitrocerámica y de allí a la olla. Una de sus grandes ventajas es que son muy fáciles de limpiar. Lo único importante es retirar pronto cualquier resto y no esperar que se haya secado sobre la superficie de la cocina.

La desventaja es que las bobinas no se enfrían de un momento a otro, es decir que, cuando uno las apaga, la vitrocerámica sigue estando un tiempo caliente. Quien quiera ahorrar energía, puede apagarlas un poco antes de que los alimentos estén listos y de ese modo también generará menos costos.

- Cocina de inducción: estos modelos también presentan una superficie de vitrocerámica, pero en este caso los alimentos se calientan por inducción. Este nuevo método combina las ventajas de las cocinas a gas y las eléctricas: es rápido y además sencillo de limpiar.

En la cocina de inducción el riesgo a que algo se queme es menor, ya que, a diferencia de las cocinas eléctricas, la temperatura baja muy rápidamente una vez que uno la apaga.

La inducción calienta directamente el material de la olla a través de un campo electromagnético. De ese modo, consume menos energía que las cocinas eléctricas, que calentaban por calor radiante.

Vale mencionar que si está evaluando cocinar por inducción necesitará un poco más de espacio en su cocina, ya que, por sus dimensiones, suele ser difícil que debajo de la cocina entre un cajón.

Por el momento, la cocina de inducción es, de las tres opciones, la más cara.

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